Empiezo a considerar seria.Mente que somos víctimas de una enajenación real. Puede que transitoria o pasajera. Y sí, he escrito real y no mental, puesto que la actualidad supera toda ficción. Género, por otro lado, de lo más discutible, literaria.Mente hablando, cuando se encuentra en manos de determinados escribidores que no se cortan un pelo en sus declaraciones públicas, entiéndase Dragó con sus prostitutas de trece años, por ejemplo y sin ir más lejos, puesto que fue anteayer. Para vender un libro se puede hacer de todo. Conocí a un sujeto que insistía hasta la saciedad sobre la diferencia entre lo público y lo privado. En su casa era un maltratador, pero de puertas afuera, el ser más simpático del mundo. Y es que ahora, por carecer de valor, ya no cuentan ni las máscaras, puesto que todo vale. Grandes canallas exhiben sus exabruptos en nombre de partidos políticos o de fútbol, que en ocasiones es casi lo mismo. Cuanto más se insulta, descalifica o provoca, mayor es el lugar en sus cuarenta principales. Para salir en televisión, algunos son capaces de cualquier cosa, aunque tengan que retirarse del plató sin dignidad. La pasta es la pasta, y sus minutos de gloria forman el currículum vitae más oportunista, urgente y cotizado. Académicos de la lengua al mismo nivel que Belén Esteban, cada uno en su estilo. Príncipes y princesas irreales que no se han sacado precisa.Mente de un cuento, sino de la manga. Ancha y con un corte de idem público dedicado al que se tercie. Puede que dentro de algunos años se diga Hubo una vez un circo que nos rompió el corazón?
Opinión |
30 de octubre de 2010Consuelo G. del Cid Guerra
Alcaldes chorizos, alcaldes ineducados. Hay muchos botones para cada muestra y en todos los colores. Cada uno tiene su espacio particular y el debate está servido en mesas de lujo donde la última palabra existe porque ya se ha inventado, mientras algunos hablan con la boca llena al tiempo que consultan las llamadas y mensajes del móvil, como estudiantes entrados en años que aspiran al acceso universitario para licenciarse en algo que resultará inútil, puesto que su ejercicio mayestático de mediocres alcanzará esa irrelevante gloria terrenal tan aspirada.
Las minorías ya no interesan, por auténticas que sean. Se las criminaliza a la primera de cambio, lanzando el correspondiente mensaje profesional directo a un pueblo llano, llano de electroencefalograma, que todo lo traga. La violencia ya no sólo engendra violencia, puede ser una forma de estar en el mundo, tolerada y aplaudida. ¿Hay quien dé mas?...sí, seguro que sí. Hablando de todo ello nos convertimos en público ante una situación que por irremediable que se nos antoje, jamás debería haberse producido. En algún momento concreto estuvo en nuestras manos. Puede que, sin saberlo, pasáramos de largo o que hayamos elegido inconsciente.Mente las carcajadas fáciles del mayor disparate sin valorar sus consecuencias, pensando que la vida es una fiesta y todos podíamos ser ricos o famosos. Ni siquiera los chaqueteros que cambiaron de lado saben cambiar de canal. La audiencia carece de decencia, y la moral brilla por su infinita ausencia.
Nobleza ya no obliga porque nobles, lo que se dice nobles, quedan muy pocos, pero los hay.