Cuando pusieron tu nombre al buque oceanográfico, jamás se me pasó por la cabeza imaginar que se podía convertir en el cuerpo de un delito
Altman ocultó datos a la junta que comprometían el futuro de la especie humana.
Ni Steve Jobs con Apple, tía. A ese también le dieron una patada en el culo y luego le rogaron que volviera.