El Patronato de Protección a la Mujer contra las lesbianas

El Patronato de Protección a la Mujer contra las lesbianas

No hace mucho, leí un artículo en el que se afirmaba que a las lesbianas no se les aplicó la ley de peligrosidad social durante el franquismo porque estaban completamente invisibilizadas.

Opinión | 12 de mayo de 2024
Consuelo G. del Cid Guerra

Craso error, a la par que comprensible, puesto que la memoria reciente no arroja de forma académica la existencia de una GESTAPO a la española llamada Patronato de Protección a la Mujer. Ese Patronato se dedicaba a "cazar" menores en "riesgo de caer", y una de sus muchas especialidades, fueron las lesbianas.
La persecución salvaje que se hizo hasta 1985, es prácticamente desconocida. Sin embargo, "yo no sé muchas cosas, es verdad, digo tan solo lo que he visto, y he visto ...", escribió León Felipe.
Yo he visto cómo se las llevaban de los reformatorios franquistas camino del psiquiátrico, por el hecho de ser lesbianas. El Patronato contaba con dos manicomios: Ciempozuelos y Arévalo, este último situado en Ávila. Ambos psiquiátricos formaban parte de la institución, y las monjas de los reformatorios decidían su ingreso por "conducta homosexual que perjudica al resto de las internas". En los reformatorios, la canción de Danny Daniel "por el amor de una mujer", burlaba descaradamente los pocos bailes permitidos, sábados y domingos, cuando las monjas no estaban al acecho. Otra canción de Junior "Perdóname, por todo lo extraño que soy, quisiera decirte hoy, que sueño poderte alcanzar", tenía su traducción íntima y certera. Ni Danny Daniel, ni Junior, tuvieron la más mínima idea del consuelo que procuraron sus canciones. Camilo Sesto, mucho más osado, con "amor libre", supo colar el mensaje de forma evidente. Y ellas, bailaban pegadas como diosas, mientras otra vigilaba la puerta.
Yo las he visto llorar, maleta en mano, camino de los psiquiátricos, donde las esperaba el pabellón de Las Patronatas, y los electroshocks. Muchas murieron allí, sin que la memoria las mencione ni de perfil. Pero los documentos que se hallan en mi poder desde hace algún tiempo, hablan por sí mismos.
Yo he visto cómo se las criminalizaba descaradamente, sin que nadie moviera un dedo al respecto.
He visto cómo ha callado hasta el apuntador, y ahora, cincuenta años después, las pocas homosexuales supervivientes del Patronato, continúan callando. Por miedo. Por ese terror inoculado que mantenemos todas las demás, porque no es nada fácil (y mucho menos cómodo), dar la cara en esto.
"Por algo te metieron en un reformatorio". Esa es la frase que insiste, aún a día de hoy.
Incluso determinadas personas que jamás pronunciarían la palabra "maricón", no tienen el más mínimo problema en hablar de "tortilleras" de forma harto despectiva.
Las dictaduras asesinan la memoria, y el Patronato, estaba ahí, escondido, como una institución dependía del Ministerio de Justicia. Su lemas y máximas eran indiscutibles. La imposición –por la fuerza–, de un patrón moral femenino, destrozó la existencia de miles de adolescentes. Algunas, ya no pueden contarlo. 
Tani (la voy a llamar así), me escribió el otro día. Ha sobrevivido, pero no se encuentra preparada para hablar. Ni siquiera su mujer lo sabe. Pasó del reformatorio al manicomio de Ciempozuelos, por lesbiana. El día que se la llevaron, nos pinchamos la yema de los dedos.
—No te olvidaré nunca. No me olvides. Aguanta, porque todo esto, algún día, pasará, y yo lo voy a contar, Tani, y se va a enterar toda España.
Celebro, y no sabes cómo, ni cuánto, que sigas viva. Tómate el tiempo que necesites, y recuerda la canción de la chica del país del norte.
"Si vas hacia el norte del país, donde el viento sopla fuerte, cerca de la frontera. Dale recuerdos a esa chica que vive allí...".


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