¿Enfermeras o heroínas?

Puede ser en el turno de mañana, en el de tarde o en el de noche, puede ser Navidad, Año Nuevo, Semana Santa, Agosto o cualquier otra fiesta de guardar cuando suena el "ping" en uno de los controles de vigilancia del cubículo de enfermería. Un paciente ha entrado en parada y de la rapidez y eficacia de las enfermeras de turno depende que el paciente entre en anoxia cerebral o siga con vida. Le llaman "Código Azul", aunque cada centro puede tener una denominación propia y este se produce cuando el paciente entra en PCR (Paro Cardio-Respiratorio). En ese momento, esas chicas con bata blanca que parece que lo único que hacen es pegar adhesivos a informes, reponer gasas en los carros y beber café constantemente, se suben las mangas, desafían el equilibrio con sus zuecos y empiezan a practicar las primeras maniobras de RCP (Resucitación Cardio-Respiratoria), masaje cardiaco, respiración artificial y si procede defibrilación.

Opinión | 21 de septiembre de 2010
Josep Capsir

Todo y las recientes modificaciones de la Ley del Medicamento, la administración de fármacos sin la correspondiente prescripción de un facultativo es el primer inconveniente con el que se encuentran las enfermeras. Técnicamente la orden del médico debe constar por escrito y extraoficialmente es suficiente con una instrucción de viva voz que se recogerá posteriormente en el informe médico. El marco legal tiene su sentido, por que es el médico quien debe tener las atribuciones de receta y suministro de medicamentos, aunque las enfermeras, curtidas en mil batallas ya tienen dispuestos todos estos fármacos en el carrito. A partir de aquí, uno puede plantearse que si la reanimación del paciente depende de unos pocos segundos y las enfermeras, salvo casos excepcionales, saben perfectamente lo que deben administrar pero no pueden hacerlo, entramos en esa pequeña burbuja ética, que es morir por pura burocracia. Quiero pensar que muchas enfermeras tienen carta blanca de sus médicos para poder administrar la medicación sin perderse en el protocolo o que los facultativos son lo suficientemente sagaces como para apostillar en el cuadro médico lo que deben hacer y administrar en caso de parada.

Cuando estamos hospitalizados o estamos visitando a algún familiar o amigo, tendemos a criminalizar a las enfermeras con frases como: ?ya nos ha tocado la estúpida?, ?dale al timbre que están ahí limándose las uñas? o la más típica: ?enfermera, ya me toca el calmante?. Les faltamos al respeto, las increpamos, y las tratamos de sirvientas para abajo y no somos conscientes de su vital importancia hasta que las vemos encaramadas en una cama, con una jeringa agarrada por los dientes mientras hacen las maniobras de respiración.

Para todos estos ángeles de la guarda, sirva este homenaje.



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