"Los hijos de mis hijas mis nietos son, los de mis hijos, lo son o no lo son", tiró de refrán la señora para argumentar un asunto feo, cutre por demás y en lo más profundo del pueblo llano. Cómo está la nobleza, por dios. Pero la cosa no termina ahí. Se dice, se comenta -supuestamente- (voy con cuidadín por si me cae la demanda) que la feliz pareja aceptó someterse a las pruebas a cambio de una casa en Pedralbes valorada en cinco millones de nada -entiéndase euros- a nombre de la excelsa criatura : El nieto, mayor menor que nadie en éste nuestro país de nunca jamás. Y es que la baronesa no tiene memoria. No recuerda a todos sus amantes, maridos y ex maridos, y ha olvidado su gran biografía a golpe de herencia. Porque señoras y señoras, es dueña de una de las más grandes fortunas europeas. Tita, esas cosas no se hacen. Deja a los chiquillos que se casen, que se amen y tengan hijos.Si no te gusta tu nuera te la comes con patatas o te vas a tomar el té con Carmen Lomana.