Perdido en medio del laberinto, vuelvo a recorrer los nichos una y otra vez. Inmerso en el tiempo, esclavo del mismo, voy escogiendo el camino a seguir, en ocasiones por azar, en ocasiones por intuición, en ocasiones por mis recuerdos, en ocasiones por señales que mi razón se ha encargado de dejar por el camino. Y mientras, presionado por el tiempo con sus euforias y sus angustias, me voy conociendo a mí mismo, observando mi exterior en la luz y mi interior en la oscuridad. Pero después de todas las vueltas que he dado, ahora sé cómo llegar a la cúspide para salir del laberinto y ascender al espacio. Es la hora de saltar del tiempo al espacio para dejar atrás las mencionadas horas tal como aquí y ahora las entendemos. Y no os equivoquéis, no hablo de la muerte tal y como aquí y ahora la entendemos, por muchos laberintos que en el espacio pueda volver a encontrarme...