Su jeta de ladronzuelo en libertad condicional no le impide ahora soltar lo que le parece y ante quien se le aparece: Toda la peña de subalternos que andan de cadena en cadena hablando de la Pantoja, que si llevaban tantos años trabajando para ella y no les dio de alta en la seguridad social, que si ingresos diarios de tres mil euros en la cuenta de la susodicha, que si el otro era un mantenido y le ponía los cuernos con una niñera de nombre Dulce, que si la casa de ?la pera?, un apartamento de trescientos mil y un carro. Si, un carro que ha generado tanta polémica que el bueno de Manolo Escobar igual lo resuelve. Esto es España, nuestra televisión del alma, el periodismo de investigación huelebraguetas y unas cifras tan ofensivas como alarmantes que se ponen sobre el tapete. Cuando Julián estaba preso, una periodista del corazón, páncreas e intestinos gruesos, le ofrecía treinta millones. Treinta, ahí es nada. Y eso se suelta como quítame allá esas pajillas, en plena crisis. Acojonante. Estos chorizillos reinsertados en menos de dos meses que se confiesan primero en publico a golpe de talonario para contarnos su depresión incondicional, seguida de un dudosisimo arrepentimiento personal, y asimismo seguidos día y noche por los paparazzis, tienen el chollo mas grande de su vida, y el que nos ocupa, mas que nadie, porque su ex la folclórica esta pringada hasta las cejas y puede acabar en el trullo por blanqueo, por sucia o por barbuda ( es que me han contado que se afeita a diario). Menudo culebron.
Manda narices, que la tipa no daba de alta ni al perro, vamos. Y ella, de momento, calla. Rodeada de coleguitas supuestamente fieles a su arte y sus partes, acusada y defendida, con mandatarios , mensajeros y sicarios que le guardan las espaldas mejor que a la mismísima W. Houston, porque ya puestos, cantar, lo que se dice cantar, cantan las dos, aunque todavía hay clases, of course. Yo propongo una inspección de trabajo en primer lugar. Después, que vayan saliendo las bolsas de basura llenas de billetes. Un colchón que al parecer también contenía papelitos de quinientos euros (eso si que deben ser felices sueños), y el carro de los cojones que pase por el desguace a ver que carajo se encuentra debajo de los asientos, entre las ruedas o vaya usted a saber. Mientras, a ella se le enamora el alma, se le enamora?y su marinero de luces la dejara a dos velas como la cosa continúe.