Día mundial del SIDA

"...Un terremoto de muy corta duración hizo temblar la ciudad. Yo estaba dormida, lo sentí perfectamente, mi cuerpo se onduló durante unos segundos, lo percibí como el anuncio de la catástrofe que nos esperaba, qué forma tan hermosa de marcharse, pensé, moviendo la tierra de una ciudad entera, grande y tremendo, como él, fuerte y contundente. Había muerto Lola Flores, quince días después, su hijo Antonio. Los periódicos hablaban de la muerte de ambos, del terremoto y del principio del romance entre Melanie Griffith y Antonio Banderas.

No había noche ni día, sólo distintas luces. Esperaba como un parto, porque fueron exactamente nueve meses, pero no nacería nadie, sería un parto de muerte. Pensaba mucho en eso, tal vez el final me daría el principio de un nuevo camino. Cuántas veces le dije, el dinero no lo es todo, que nunca te encuentres en una situación límite en la que el dinero no signifique nada, entonces me encontrarás y puede que me entiendas.

Tenías razón, tenías razón, me había repetido una y otra vez en posición horizontal. De qué me servía ya tener la razón. Le miraba y era el ser más hermoso que había visto, su gesto duro desapareció, su mirada entró en una dimensión intemporal, sus últimas palabras no fueron mas que palabras de amor y con ellas se fue. Se fue el habla, el gusto, el tacto, el olfato, se fueron los sentidos y desaparecieron como el humo, pero él todavía no, todavía estaba, dormido como un príncipe, blanco y largo, inmenso como su vida. Le miraba para quedarme con cada detalle de su cuerpo, con su olor, con el sonido cada vez más fuerte de su respiración entrecortada. Con qué grandeza se iba.

Todas las formas del dolor se habían instalado en mi cuerpo. De pronto sentí una paz infinita y traducida en color: Blanco. Me acerqué a su oído y susurré:

Buen viaje, capitán. Estaba tranquila.

Busqué el libro de Chukri, lo leí una vez más. Si un niño de la calle de Marruecos había aprendido a leer y escribir a los veinte años, si fue capaz después de eso de hacer un best-seller, yo tenía que poder seguir viviendo sin Pablo.

Cualquier palabra adquiría valor. Ya no importaba quién la dijera. La única distracción era la televisión. Mientras veía ?Memorias de África?, sentí que las palabras del final de la película me reconfortaban.

-?Hoy ha llegado el correo y un amigo me ha escrito lo siguiente: Los masai han informado al comisario del Distrito de Ngong, que muchas veces, al alba y al crepúsculo, han visto leones en la tumba de Finch-Hutton. Un león y una leona llegan hasta allí y permanecen de pié ó echados sobre la tumba durante largo tiempo. Después de irte tú, el terreno que rodea la tumba fue nivelado, formando una especie de terraza. Supongo que aquella elevación supone un lugar ideal para los leones. Desde allí pueden observar toda la pradera, y el ganado y la caza que hay en ella. A Denis le gustará saberlo. Tengo que acordarme de contárselo?.

Pablo murió a las dos de la madrugada."