Las emociones

Las emociones

Son ésas que nos hacen cosquillas de vez en cuando; las que nos provocan sensaciones fisiológicas que nos recorren la columna vertebral; las que nos hacen estremecer sintiendo tenazas que nos ahogan; ésas que nos llevan a actuar en una dirección determinada y también las que nos provocan el llanto y la risa. En definitiva, van con nosotros a todas partes y, dependiendo de cómo sean y de cómo las sepamos manejar, pueden hacernos sentir que estamos en el paraíso o en el infierno.

Opinión | 05 de agosto de 2009
Gloria Mateo

La emoción es un sentimiento o un estado de ánimo que aparece ante una situación o como reacción ante un pensamiento que podamos tener en un momento determinado.

Han sido muchos los autores que las han estudiado: Watson, James-Lange, Cannon, Schachter y Singer, etc?

Sin embargo, hoy por hoy, parece que la postura que mejor define las respuestas emocionales es la de Lang, al explicar que cada una de ellas va a depender del control que ejerce nuestro cerebro sobre las respuestas verbales, motoras o somáticas.

Para que podamos sentir una emoción, es necesario el funcionamiento de todo nuestro cerebro. No, no significa que todo él trabaje de manera indiferenciada, sino simplemente que hay muchos circuitos que son responsables de nuestras emociones. Algunos, son tan trabajadores que se participan en más de una. Por ejemplo, la amígdala se activa cuando tenemos miedo, pero también está implicada con el refuerzo y en el procesamiento de estímulos positivos. De modo que no hay una región del cerebro que sea la responsable de una sola emoción.

Las emociones nos ayudan a motivarnos para evitar episodios negativos y nos llevan a buscar los agradables; nos permiten comunicarnos expresivamente con los músculos faciales; por ellas valoramos los recuerdos; nos hacen perseverar para conseguir objetivos y también son las responsables de que registremos, procesemos y luego recordemos la información que nos llega.

Podemos sentir muchas emociones, pero seis son las consideradas básicas: Sorpresa, Miedo, Tristeza, Asco, Ira, y Felicidad. A partir de la paleta de esas emociones, podemos construir un montón de ellas. Se asemejan pues al colores. Se denominan básicas porque son reconocidas de manera universal por todas las culturas.

Juegan un papel muy importante en nuestro aprendizaje y en la memoria. Así, por ejemplo, aprenderemos mejor un determinado material, si hay una congruencia entre nuestro estado de ánimo y la naturaleza de dicho material. Y nuestra memoria recordará mejor, cuando el estado de ánimo que hemos tenido en el momento del aprendizaje de lo que fuere, coincida con el que tengamos en al tratar de recordar. Así que?ya sabemos: es mejor llenar la mente de episodios agradables y no sumergirnos en los nubarrones que hayan ocurrido o puedan ocurrir en nuestra vida.

Ellis, en los estudios que realizó sobre el miedo, concluyó que una perturbación emocional no la determina la situación que la genera, sino la interpretación que cada uno de nosotros hacemos de ella. Se dio cuenta de que algunas ideas irracionales nos pueden conducir a tener emociones negativas , como: ?tenemos que ser competentes y saber resolver todo tipo de problemas?; ?dependemos siempre de los demás y no sabemos hacer nada solos? o ?es un desastre total el que las cosas no se desarrollen como nosotros teníamos previsto?, etc.

Beck, en su Terapia Cognitiva, nos muestra cómo los seres humanos, antes de llevar a cabo cualquier conducta, primero clasificamos, luego evaluamos y por último damos una interpretación al estímulo que nos llevará a la acción. Por supuesto, cada persona lo hace desde sus propios esquemas cognitivos, que no son nada más que las experiencias recogidas en nuestra interacción con el ambiente y que generan creencias, visiones del mundo, actitudes y la propia valoración que hacemos sobre nosotros mismos. Por lo tanto, para él, cuando existe cualquier trastorno emocional es porque distorsionamos de alguna manera el procesamiento de la información. Esto puedo ocurrir cuando llegamos a conclusiones que no tienen una buena base que las apoyen o al generalizar, simplemente observando un hecho nada más, o si nos posicionamos viendo todo blanco o negro. Su terapia va dirigida precisamente a identificar y modificar aquellos procesos cognitivos que nos pueden llevar a la tristeza y ésta desembocar en una depresión.

En los trastornos mentales aparecen muchos desajustes emocionales. En unas ocasiones son producto de emociones excesivamente intensas o desadaptativas. Hay algunos trastornos, como el del Estado de Ánimo, la Ansiedad, los Adaptativos y de Personalidad, que son debidos a no saber manejar bien nuestras emociones.

Es conveniente que sepamos diferenciar entre Afecto, Emoción, Estado de ánimo y Personalidad. Cuando hablamos de Afecto, estamos incluyendo a todos los citados anteriormente, ya que es la experiencia que incluye el cómo valoramos la situación, si de una manera agradable o no. La Emoción es un cambio en nuestra afectividad y normalmente lo genera un suceso interno o externo que tiene una duración delimitada, generalmente breve. El Estado de Ánimo es un cambio también afectivo, pero menos específico y que tiene más intensidad y duración en el tiempo. Y, por último, la Personalidad es la responsable de nuestra experiencia afectiva y nos acompañará a lo largo de la vida.

Si llenamos nuestro día a día de más afectos positivos que negativos, nos repercutirá para bien en muchos aspectos sociales, (nos facilitarán las relaciones sociales), cognitivos (aumentarán nuestros recursos intelectuales), de salud (nos sentiremos mejor, teniendo un estilo de vida positivo y ordenado) y de conducta (nos llevarán a conductas de aproximación) y, además, sabremos manejar mucho mejor las emociones en nuestro beneficio y para nuestro bienestar.

Como dice bien la canción de Serrat, aprovechemos todos los momentos del ahora de una manera óptima y seguramente nos repercutirá en comenzar a sentirnos mejor con nosotros mismos y con los demás. Una sonrisa, por favor.


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