Sentada en la butaca de la habitación del hospital, la miraba respirar.
Ella parecía que estuviera dormida. El semblante tranquilo, después de haber dejado atrás tanto dolor y sufrimiento.
Su pecho subía y bajaba con un movimiento rítmico. Pero de repente, se paró.
Opinión |
22 de abril de 2009Tali
Yo seguía mirándola, esperando que el movimiento se reanudara.
Durante unos segundos, minutos, eternos; recé. Siempre he sido una persona muy egoísta, pero mi plegaria no fue escuchada.
Sin lágrimas en los ojos, me levanté y salí de la habitación. Fui a buscar un teléfono.
- Mamá ha muerto.