Recibo todos los días multitud de mensajes en cadena que hablan del amor, la amistad, política, guerras y de todos los dioses e injusticias en general. Esos power points que dan la vuelta a la red captando direcciones de correo en masa para ser utilizadas como spam.
Opinión |
03 de abril de 2009Consuelo G. del Cid Guerra
Hay profesionales del tema, y les va muy, pero que muy bien. Yo no tengo ni idea de quién se dedica a crearlos, pero el efecto es sorprendente: Algunos, te dicen que si no lo reenvías por lo menos a siete amigos, te caen siete años de desgracia. Y si, por el contrario lo haces, en menos de cuarenta y ocho horas te tocará la lotería o recibirás esa gran noticia que llevabas meses esperando. Lo chungo de todo ello, es que se reenvían por pura superstición, dando carnaza al traficante de spams, y lo peor, es que "algo queda" del mensajito en cuestión. Porque hay de todo y para todos los gustos. Xenofobia encubierta, estafillas de medio pelo, mentiras, rumores no contrastados que se convierten en "noticias"...y extrañísimas sensaciones.
Porque de repente, alguien a quien acabas de conocer, te manda un power point musicado en el que jura que eres lo más importante de su vida y que tu amistad es fundamental para él/ella hasta el final de sus días. Y puede que se trate de alguien que ya ni recuerdas porque únicamente coincidiste en alguna reunión de amigos, y de mail y en mail lo manda porque te toca, y te preguntas: "Pero usted quién coño es?".
Se supone que debes recibirlo todo con cariño y que además, con el mismo cariño, todo tiene que hacerte mucha gracia, se trate de lo que se trate. Pues va a ser que no. Porque cuando recibo chistes machistas o feministas llevados al más salvaje y ordinario de los extremos, no me río. Porque cuando me hablan de gays y lesbianas de forma ofensiva, discriminatoria y burlona, no me río. Porque cuando se utiliza el racismo y la xenofobia como argumento en colores para justificar una forma de fascismo casi normalizada, no me río. Hace un par de días recibí éste: