Mis ojos imploraban tu mirada cálida

Mis ojos imploraban tu mirada cálida. Mis labios te buscaban para encontrar amor, pero sólo tu sexo era el que respondía, frío, como el dolor.

Opinión | 02 de abril de 2009
Gloria Mateo

 

Y me entregaba toda dejándote mi vida,

incluso, tras los locos ratos de la pasión,

cuando en el fuego intenso mi alma sonreía,

creyendo una ilusión.

 

Así, caminé errante, a tu lado, cohibida,

entre sollozos quedos, preguntándole a Dios:

¿Verdad que sí me quiere?

Y Dios también lloró.

 

Yo te di,

tú negaste.

Yo te amé,

tú fingiste.

Te supliqué

y reíste.

En ti no había amor.

 


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