Numeróloga.Mente hablando, le da igual 8 que 80 y anda publcando bulos de una extrema derecha en la que cree ferviente.Mente.
Odia a las feministas ( cómo no ), tanto como las teme, tal vez se trate de su amenaza más velada cuando sostiene que " las tumba a todas".
Desconoce la más mínima coherencia lectora, aplaude a tarados, se auto condecora " a nivel mundial", y jura congregar a más de cien mil personas en manifestaciones varias que no tienen la más mínima repercusión excepto bajo sus palabras, siempre grandilocuentes, extremas y harto superlativas. Su aura, que es muy suya, no alcanza la esquina más próxima excepto para quieres le hacen la ola ( nada que ver con la más grande, Rocío Jurado, el amor no llegó a su vida). El día de la mujer, osaba largar lo siguiente : " Mi especial admiración a todas esas grandísimas mujeres del mundo que hacen una gran diferencia con otras y celebran este día como debe ser y no de una forma equivocada". Carpe Diem, colega. Defensor a ultranza del SAP, cultiva un odio solapado hacia toda razón sostenida que pueda abrirle los ojos, no porque esté ciego, sino porque no da para más, pese a su postura altiva y grandilocuente. Copia y pega a su antojo, se apropia de palabras ajenas y no hay quien le discuta. Me dicen, también, que presume de gourmet excelso aunque sin estrellas ni Michelines por su parte. Se sumerge en grupos de discusión social tipo cocktail verbenero, sin dar un palo al agua ni mojarse por nadie. Sueña con homenajes cibernéticos mientras lanza primeros planos sonrientes tipo empresa multivinel cual predicador americano charlatán donde los haya. Apoya a descerebrados fascistas de discurso manido en boca de analfabetos existenciales que creen haber descubierto la piedra filosofal, porque han perdido la china que escondieron en el bolsillo durante meses con la esperanza de poder compartirla con alguna churri de su exclusiva peña.
Llora por hombres "maltratados· y por los machos suicidas que se quitan la vida tras asesinar a sus mujeres, incluso reza alguna que otra novena que abandona al quinto día porque hasta eso se le olvida en su trajín cotidiano. Por el amor de una mujer jugó con fuego sin saber que era él quien se quemaba ( Daniel, Danny), pero que nadie se asuste, pronto aparecerá en manos de alguna república inventada durante la última noche de Walpurgis, el séptimo día y sus adventistas, rodeado de palmeros vestidos de rojo pasión, de rodillas todos ellos, frente al mismísimo Cristo de las Cadenas.
Todas sus semanas son Santas porque él las bautiza con agua de rosas y unas gotillas de brandy distraído, y seguramente ahora medita su último golpe a nivel mundial, ya que bajar una escalera supone " realizar una importante gestión", e ir al lavabo ( ya sea líquido o sólido), " cerrar una operación".
Con suerte, será entrevistado en algún canal conspiranoico antes de ser rechachazo en Gran Hermano, la Isla de los Famosos o el programa ese donde acuden parejas que se ponen los cuernos en cero coma.
Manuel Sánchez Sánchez se llamaba él, y es el de la canción.