Violencia institucional

Violencia institucional

Pregunten a cualquier mujer cuántos hijos ha tenido: lo sabe, y con absoluta certeza.

Opinión | 26 de noviembre de 2022
Consuelo G. del Cid Guerra

Pregunten a cualquier mujer cuántos hijos ha tenido: lo sabe, y con absoluta certeza. Porque se lleva dentro nueve meses, porque se trae al mundo con tanto dolor como gloria, y porque forma parte de ella. Por contra, pregunten a cualquier hombre cuántos hijos tiene: en muchas ocasiones, no lo sabe. Ni siquiera lo podrá afirmar rotundamente. Esa diferencia marcada por naturaleza, ya no vive : MATA, y es digna de estudio en cuanto a una realidad más que flagrante. Esa diferencia -insisto- ha sido asesinada por el Estado. No se trata de un ente, es un niño. Lo más sagrado, en manos de una violencia institucional alarmante que -ahora- parece aflorar públicamente, pero con mucha lentitud. 

 Ninguna madre "secuestra" a su propio hijo. Ninguna. Lo protege de malos tratos, abusos sexuales y otras circunstancias harto peligrosas. Y esa protección, hoy convertida en delito, separa hijos de madres para ser entregados a maltratadores y abusadores. 

Hasta hace cuatro días, ellos salían corriendo ante un embarazo. Desaparecían sin más, dejando sola a la mujer, que asumió toda responsabilidad sin ningún tipo de ayuda. No se penalizaba, era algo "normal". De esa "normalidad" asumida durante siglos, permanece la semilla del macho (Beta y Alfa), ahora defendiendo unos "derechos" paternales con uñas y dientes. Los mismos que han arañado, mordido y desgarrado, la carne de su ex mujer en eternos procesos de maltrato no atendido por las instituciones. Si denuncias, te van a poner en duda, pero el chorreo público y más que notorio, arroja otra historia. Y con ella sostienen un sinfín de falsedades tóxicas que entran con suma facilidad en esas mentes inclinadas a su propia conveniencia. 

La custodia compartida (muy moderna y americana, ella) otorga -y calla- con la única intención de no pagar pensiones. Calla, bajo ese manto legal, lo que sucedió antes, y lo que pasará después, sin que nada ni nadie atienda a las madres. Mientras tanto, los hijos, serán criados por las abuelas paternas, porque ellos "trabajan mucho y no tienen tiempo". Y así erguidos en un trono patriarcal por excelencia, se escribe la historia. 

Los jueces no son investigados por el Poder Judicial, y aunque la caída de esos dioses parezca ahora cercana, puede ser flor de un día.

Y mientras tanto, en ese día y en el de mañana, siguen asesinando mujeres, continúan abusando de sus hijos y gozan de las tutelas completas. Felices y orgullosos de los puntos de encuentro donde las madres podrán ver a sus niños una hora a la semana bajo la supervisión de una o varias trabajadoras sociales que anotan lo que sucede durante las visitas. Te las podrán cortar en cualquier momento si no colaboras, y les importa muy poco que después te cortes las venas. 


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