No es que yo quiera pensar mal, pero tampoco es que quiera ser idiota; así que si a esa posible o no coincidencia añadimos ciertos datos que sabemos, vamos a ver qué se desprende de todo esto.
Ahora, gracias a unos documentos que está revelando el diario publico.es, además, también sabemos alguna cosa más.
No, mira. Yo, tanta casualidad, es que no me la trago. Entiendo que algunos señores y señoras estén acostumbrados a la cándida estupidez de muchos, pero que no cuenten con la mía. No me da la gana.
Y como uno sabe sumar dos más dos, parece lógico pensar que lo del 17A fue un atentado perpetrado con, cuanto menos, la connivencia del Estado Español. Esto es así y hay que decirlo.
Cuando a Margallo se le escapó esa confesión de complicidad, porque vamos a ver, no nos hagamos el idiota, el tío se refería a los atentados y no a que iba a hacer calor, estaba hablando del conflicto en Catalunya y su inaceptable escisión de España.
Entiendo que para quien la unidad de España es tan importante, sea prioritario tomar medidas para evitar que esta se rompa, pero... ¿Era necesario matar niños, malnacidos?
Como era de esperar, tras conocerse esto, se ha pedido una comisión de investigación sobre el asunto. Lo que resulta inaceptable es que se rechace la formación de tal comisión, que es lo que se ha hecho.
Resulta a la par esperanzador e inquitante que de entre todos los fallecidos, se incluyan ciudadanos con nacionalidades de, atención que la lista no es corta:
¿Tendrá el gobierno de alguno de esos países el mínimo interés por saber si sus ciudadanos fueron asesinados con la connivencia del estado español?
Porque vamos a ver. Salta a la vista que si el gobierno de España pone de ministro de exteriores a Borrell, poca será la importancia que le dé a la diplomacia; pero aún así uno piensa que ir matando turistas y niños ya es pasarse un poco de la raya. Esto último es una opinión personal, ¿eh? Igual resulta que es normalísimo y yo vivo en los mundos de Yupi.
Hagan algo o no, lo que no se puede negar es que hubo y hay un ejército de malnacidos dispuestos a cometer atentados de falsa bandera sin despeinarse, y que a esta gente yo la llamo "malnacidos".
No dejo de preguntarme, por tanto, quienes son estos malnacidos. Parece bastante claro que al menos el ministro Margallo y al menos algún agente del CNI se cuentan entre ellos. Y acude una pregunta a mi mente:
¿Tomaron estos señores a su alteza real el Rey Felipe VI "el último" por el pito del sereno, o tuvieron al menos la cortesía de informarlo de que iban a atentar en su reino?
Es que lo digo porque si lo tomaron por el pito del sereno y no se le informa de asuntos de seguridad del reino, ya me contarán qué hace ese señor ahí chupando del bote. Y si por el contrario le informaron de lo que yo al menos consideraría un asunto de estado, ya me contarán que hace ese señor ahí con la cabeza aún pegada al cuerpo. Que lo pregunto por saber, por nada más. Y es que bueno, uno no puede dejar de preguntarse si merece la pena permitir que gobierno y jefe de estado sean un tropa de psicópatas dispuestos a dejar que muera gente, niños incluidos, sin pestañear, y luego tener la borbona desvergüenza de presentarse a una movilización a vueltas de los atentados y por las víctimas.
Porque seamos claros. Con la jodienda esa de que el rey es intocable porque lo dice la constitución, en este país de mierda que más parece el coño de la Bernarda que un país, las cosas no se pueden decir claramente por mucho que se llenen la boca con que hay libertad de expresión. Si hubiera libertad de expresión, Valtonyc no estaría en el exilio y yo no me estaría metiendo en un potencial lío escribiendo estas líneas. Pero uno se cansa de no poder decir lo que todos saben o deberían saber por miedo a las consecuencias. ¿Pero esto qué es? ¿"El Padrino IV"? Pues avisen a Coppola.
En definitiva: ¿Lo sabía el rey o no lo sabía? ¿Lo sabía el presidente o no lo sabía? De Margallo ni lo pregunto porque no voy a jugar a eso de hacerme el idiota y dejar las cosas a medias por miedo.
Así que si "el último" sabía algo, lo menos que debería hacer es como el putero de su padre y abdicar en favor de la gilipollas de su hija hasta que alguien recupere la cordura y la eche.
Y así termina este relato de ficción que me acabo de inventar por casualidad y cuyo cualquier eventual parecido con la realidad es necesariamente pura coincidencia, que mira si hay coincidencias en la vida.