María Calazza, ante todo, madre

María Calazza, ante todo, madre

Nació en un entorno socialmente privilegiado, aunque todo estaba mal. No siempre la desestructura alimenta el infortunio. Nadie sabe por qué extraño agujero negro se cuela ese patrón (tan confuso como oculto) de los desastres familiares.

Opinión | 19 de agosto de 2016
Consuelo G. del Cid Guerra

María Calazza, modelo internacional, con trabajo estable y vivienda fija en Estados Unidos, un perfil intachable que sus propios progenitores cuestionan simplemente porque no están de acuerdo con su forma de estar en el mundo.

He contemplado cientos de fotografías suyas en busca de miradas de fácil encuentro. Una mujer inmersa en un bucle melancólico, de tristeza cierta, mezclando esos trajes de noche con tantos tupidos velos que se traducen más allá de lo privado, reflejando inconscientemente lo más íntimo.

Sufrió abusos sexuales siendo niña. Fue un amigo de su padre. "No digas nada, esto es un secreto, si lo cuentas, tus padres dejarán de quererte" ; palabras que quedaron en ella por siempre . Y calló hasta la adolescencia. Cuando finalmente se decidió a contarlo, su propio padre, que probablemente no supo gestionarlo por miedo, dijo : "Déjalo pasar", reacción que provocó una gran sensación de total desamparo y desprotección.

María, inteligente, curiosa y rebelde en idénticas proporciones, pudo leer la setencia de divorcio de sus padres a los nueve años. Fue una estudiante ejemplar y de matrículas de honor sin recibir reconocimiento alguno : Era "su obligación". Así sentenciaba su padre, como sentenció siempre cualquier circunstancia o acto de su hija, que aprendió a sobrevivir por su cuenta y riesgo hasta que finalmente puso tierra de por medio.

Tuvo -sin embargo- un gran referente: Su abuela Sofía, que lo fue todo para ella. Abuela, madre, amiga y confidente.

-"Si mi abuela viera lo que están haciendo. Si mi abuela viera todo esto...".

La maternidad cambió su vida. Thiago, su primer hijo, sanó las heridas de una infancia dantesca, y se reencontró con su niña interna. Pero en ese bucle familiar completamente diabólico, dañino y obsesivo, los padres se obsesionaron con su nieto, creyéndolo de su propiedad y sentenciando de nuevo la vida de María

Los recuerdos de su infancia son tan duros que ella ha preferido pasar página y no echar más leña al fuego por respeto a sus padres biológicos , un infierno que supo superar y gestionar donde Maria siempre trataba de sembrar la unión y la paz entre sus padres ,protegiendo siempre a su madre, que desde hace años se dedica a destrozar la vida de sus nietos y de su hija mayor. Para María es completamente inexplicable su forma de actuar.

-"Creo que ni siquera son conscientes de lo que han hecho metiendo a su nieto en un centro de acogida. No puedo entender por qué mis padres no supieron hacerlo mejor, jamás me sentí protegida ni han velado por mi bienestar, ni físico ni psicológico. ¿Cómo han podido extender ese abandono y desamparo sumando esta persecución absoluta? ...¿Acaso pretenden redimir sus culpas a través de mi hijo para continuar castigándome?".

Y recuerda, en un rápido ejercicio de memoria, cómo su propio padre "olvidaba" recogerla en el colegio. Se quedaba horas y horas esperando, hasta que finalmente aparecía. Esos episodios de abandono se mezclan de un modo feroz, trasladados a su hijo Thiago, que no está con ella, debido a la fuerza desalmada del brazo ejecutor familiar.

Ellos son los responsables de que Thiago se encuentre en un centro de acogida. Pretenden asustarla con sus abogados y demás contactos. María ha tenido mucha paciencia hasta el día de hoy, concediendo varias oportunidades a sus padres para que se personen en Madrid y arreglen todo lo que han destrozado.

La abogada de María les citó para una reunión en Madrid con su abogado para una conversación telefónica con la finalidad de mediar y arreglar esta película de horror sobre todo para Thiago. No se presentaron.

Para más inri, supo a través de la familia que su madre se encontraba en la playa de vacaciones, ajena a todo el desastre provocado. Sabe que María está delicada. Padece una mutación genética de la Protombina que le impide viajar en vuelos de larga duración sin unos niveles de coagulación sanguínea estables.

Su madre pretendía que viajara en semejantes condiciones, sabiendo que entonces se encontraba embarazada de su segundo hijo, con la intención de que pasara por un examen psicosocial solicitado por ella mientras María se encontraba en Estados Unidos tras haber ganado el caso en 2012-2013, en el que la Comunidad de Madrid reconoció que se trataba de un expediente totalmente irregular, dando carpetazo al archivo : "La madre es una buena madre", posición que se mantiene vigente.

La denunciante se opuso al carpetazo, solicitanto la tutela del menor o bien que la misma fuera concedida a la Comunidad de Madrid, que defiende a María durante todos estos años ante su propia familia e incluso judicialmente hasta en cuatro ocasiones.

Presentadas todas las pruebas pertinentes y personándose los abogados de María en España, quedó muy claro que ella no podía viajar con un embarazo de alto riesgo por el puro capricho de su madre, y tampoco someterse al mínimo stress.

El caso es tan irregular e injusto, que un Juez en segunda instancia, decide "castigar" a María por no acudir al psicosocial, retirando la tutela de su hijo de forma temporal, en contra de todos los informes positivos tanto del colegio como de Bienestar Social. ¿Es esa la presunta falta de colaboración -según ellos- para que el GRUME (Grupo de Menores de las Brigadas Policiales) retenga ilegalmente al niño?. ¿Por qué no se opuso la Audiencia Provincial a semejante medida?

Hace pocos meses, estando en Madrid de paso, perdió la cartera. Acudió con sus dos hijos a comisaría con intención de cursar la correspondiente denuncia, y ahí empezó su calvario.

"Tiene usted un dispositivo de búsqueda de domicilio y debe dejar aquí a su hijo mayor, Thiago". Ante su rotunda negativa y el evidente desconcierto, María exige que se lo notifiquen por escrito.

"No. Usted no tiene derechos", esa fue la respuesta de alguien que a día de hoy no acierta a deducir si se trataba de un policía o trabajador social.No le permitieron hacer ninguna llamada a EEUU, tampoco a sus abogados o al padre de su hijo. Ella no tenía entonces ni la menor idea de dónde procedía todo aquello, aunque en algún momento reaccionó al respecto temiendo que se tratara de su propia familia, a la que durante años intentó perdonar. En cualquier caso, no sospechó que estaba todo premeditado. Un plan perfectamente trazado tiempo atrás que continuó extendiéndose sin descanso.

"El niño se queda a dormir aquí y el fiscal te lo devuelve a las 9 de la mañana". Pero Thiago no se durmió y fue conducido a un centro de acogida.María se presentó a las ocho de la mañana en Fiscalía y de ahí recorrió instituciones en busca de información, ya que al tratarse de la madre, le decían que no era parte del procedimiento.

Todo venía de sus propios padres. La madre fue quien que firmó las denuncias en contra de la Comunidad de Madrid Así, como en una película de terror, se activó el dispositivo institucional, en un totum revolutum burocrático donde impera la presunción de veracidad, que no de inocencia. Prevalecen las injurias y calumnias antes que la verdad. Los derechos de los adultos están por encima del menor, envueltos en un disparate que se desarrolla entre denuncia y denuncia, probablemente interpuestas por impulso y con rabia, producto de un inmenso error familiar en el que tanto padres como abogado se confunden, arrepienten y aumentan en una gran vuelta de tuerca que convierte (sobre el papel) al villano en bueno.

"Mi madre es muy inteligente -afirma María-. Viene denunciándome desde 2007, y tuvo hasta una orden de alejamiento. Mi padre empezó diciendo que iría a la Fiscalía de Menores. A mi hijo, que está destrozado, le han llevado de centro en centro. En el primero padeció todo tipo de maltratos cuyos detalles prefiero no mencionar, cuando se supone que se trata de proteger al menor. Interpuse diversas quejas , y le cambiaron a otro centro sin notificármelo siquera. No le han escuchado ( Ley 8/2015).

Thiago tiene ocho años. En todos los centros dicen que jamás han visto un caso semejante. La Comunidad de Madrid apoya a María, que lucha por recuperar a su hijo sin descanso. Come de pie y no duerme más de cuatro horas seguidas. "Yo ayudo a mi hija si se viene a vivir a Galicia" : Palabras de su madre, la denunciante, que quiere a María sometida, bajo su absoluto control, en pos de un dominio tan maquiavélico como enfermizo y se niega a entender que ha metido a su nieto en un centro de acogida en Madrid. Maria no va a viajar y dejar a su hijo solo, tampoco entiende que Maria y sus representantes legales le han invitado a presentarse en Madrid y retirar todo lo que ha puesto y hacer los mismos escritos que le hace a Maria en forma de cartas, tanto en la Comunidad de Madrid como en los juzgados.Maria ha estado tres meses dando oportunidades, pero la realidad es que su madre sigue poniendo escritos en la comunidad de Madrid y no se presenta físicamente a demostrar el supuesto amor que tiene hacia su hija y nietos. Para María no hay explicación en el egoísmo tan profundo del ser humano al anteponer los caprichos de un adulto que ni es su madre ni su padre, a la vida de su inocente hijo.Maria se ha reservado las acciones legales penales correspondientes hasta ahora y no ha querido mencionar muchos hechos que ha presenciado como testigo en los que se han violado los derechos de los menores y las familias. Está horrorizada.

El Estado tiene un menú perfectamente elaborado que parte de un patrón más que cuestionable . La caza de "Hijos del Estado", que cuestiona cualquier tipo de actitud o situación. Te puede denunciar tu propia madre, simplemente porque la conducta de una hija sea contraria a sus deseos. Te puede denunciar un vecino, porque le caigas mal o no le guste tu cara. Y de inmediato serás cuestionada e incluso detenida.El caso de María Calazza enciende una mecha social demoledora que -al fin- puede dar luz al sistema de robo de niños legalizado en España. Pese a que la Comunidad de Madrid la apoya, Thiago continúa en un centro de acogida, cuando jamás ha estado desamparado.

"Ante todo soy madre". Una madre coraje que no dejará de batallar por recuperar a su hijo.


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