Las terrazas del silencio

Las terrazas del silencio

Cae un chaparrón social tremebundo y saltan los pijos, que acostumbran a pasar de largo ante lo importante, para vociferar contra Ada Colau (perra, hija de puta, etc) que ha prohibido la música en las terrazas del Puerto Olímpico de Barcelona.

Opinión | 19 de junio de 2016
Cordelia Colby

Les duelen esas copas sin cha cha chá: Las terrazas en silencio no tienen ningún sentido, dicen. Será porque hay que hablar, comunicarse realmente, conversar... pensar, en resumidas cuentas. Y para justificar su protesta, lamentan de antemano los puestos de trabajo que -afirman- van a perderse. En sus últimas razones se acogen al camarero en paro, que les importa poco, pero con algo habrá que justificar el pataleo. Y así, los propietarios del ocio cargan contra la alcaldesa, que les concede un plazo razonable para cumplir la normativa. Estos futuros dueños del silencio calculan un 25% menos de caja diaria. Yo, lo primero que me pregunto, es cómo lo saben, y después, comprendo que la ausencia de tam tam monocorde unido a las velitas, el Buda plateado y demás perfomances que atienden sus espacios, les dejen sin palabras.


Comentarios


Efemérides







Política de Privacidad
Política de cookies