O la vida nos eligió para escribir. Para aprender eternamente, para seguir y seguir, sin cuestionarnos más que esa pasión irrefrenable por la literatura.
Los escritores cobramos un diez por ciento sobre libro vendido, cantidad que se hace efectiva un año después de la publicación. Los derechos de autor que ahora se niegan a los jubilados, como si fuera un lujo, algo de más que se nos resta por ley. Los premios literarios, en su mayoría, están concedidos de antemano por intereses propios o ajenos. Para saber lo que se ha vendido, se hace un acto de fe. Para defender el plagio puedes pasar el resto de tus días litigando. Y mientras tanto, siempre, continuamos escribiendo nuestras propias obras e -incluso algunos- las de otros. Ese alto secreto a voces que alguien llamó "negro", escritores fantasma, escritor en la sombra. Con todo -y que nadie se extrañe- la desfachatez con que te piden una y otra vez trabajar gratis. Escritores, pintores, escultores, fotógrafos, actores...trabajar gratis es algo tan frecuente, que cuando cobras algo hasta te sientes culpable. Es hora de acabar con este mambo. Por la dignidad del oficio, por nuestras necesidades elementales y por el derecho a subsistir. España no respeta la cultura. No la quiere, y por esa regla de tres se pretende eliminar la filosofía como asignatura ; para que no se piense. Los escritores que cobran pensión de jubilación no podrán cobrar sus derechos de autor. Muchos piensan que una huelga general de escritores no tendría sentido, y yo creo que sí. Días sin periódicos, sin libros...sin palabra escrita. En Hollywood tuvo lugar una larga huelga de guionistas que duró cien días. En España, será necesario que más de cien escritores jubilados dejen de cobrar sus derechos para tomar cartas en el asunto. Algunos ya han dicho que dejarán de escribir. Otros, al pie del cañón, continuarán creando. Yo recuerdo con cierta nostalgia la escena final de una gran película:
La Colmena: Y estos, quiénes son ? -Dos maricones y uno que escribe.