¿Cómo estás, Julio? ¿ Cómo es tu vida ahora, después de tantos años en el Club?
-Estoy bien. Necesitaba un descanso, cambiar de aires. Tomé la decisión de salir aunque me quedaban tres años y medio de contrato. Viajaba muchísimo. La realidad es que me encontraba agotado.
Me habla de un gran proyecto en Brasil y de Palma, donde vivió algunos años y se sintió mejor que nunca. Su regreso a la isla es casi inminente.
¿A qué te dedicas actualmente?
-A pequeños negocios. He comprado una finca en Mallorca que pienso convertir en hotel. Estoy contento. Simplemente necesito un paréntesis, tengo un problema de corazón y la etapa que me queda, que espero sea larga, la quiero tranquila. También he decidido concederme caprichos que antes no me permití. Las cosas me han ido muy bien en los últimos años.
Es un hombre de grandes apuestas y grandes decisiones. No acostumbra a mirar atrás: Sabe que el pasado no tiene futuro, aunque algunos insistan en ello con especial afición. Tiene grandes amigos, lo sabe y como tal lo siente.
¿Y qué planes tienes ahora?
-Quiero dar la vuelta al mundo. En principio pensaba hacerlo con mi hija, y de hecho recorrimos juntos parte de Europa. Seguiré yo solo. Necesito un año de desconexión.
¿Volverás a formar parte del Club?
-La semana pasada he mantenido varias reuniones y es algo que se está barajando en la junta directiva. El Club siempre se ha portado muy bien conmigo, he vivido una época magnífica y mi salida ha sido bonita. Ahora necesito respirar para poder volver en condiciones.
¿Y ese proyecto de viajar al Tíbet?
-Es mi gran asignatura pendiente, como Indonesia y Patagonia, además de un crucero por el Báltico. Por ahora, mi sueño tibetano se ha truncado, han cerrado las fronteras y no se puede entrar en el país. Tengo que reestructurar ese viaje.
Está tranquilo. Conversa de cualquier tema y domina lo grande. Dejó de jugar hace mucho, cosa que algunos no entienden. Quienes de verdad le conocemos, sabemos de sus grandes triunfos, de sus inmensos errores y del ser humano que le acompaña. Con él podrían escribirse todos los libros, todas las historias, puesto que superó la ficción, y aquella afición que nunca le ha abandonado sigue queriéndole por encima de todo.
Yo, como todos ?de vez en cuando- recuerdo su pasado. Y sigue poniéndome los pelos de punta