Jane Bowles y la Cherifa

Jane Bowles y la Cherifa

Era analfabeta y sólo hablaba un dialecto marroquí. Pero en cuanto alguien se presentaba ante ella diciendo: "Jane Bowles", pedía dirhams a cambio, por no decir nada. Simplemente enseñaba su rostro. El aspecto de la Cherifa, más que inquietante, producía pavor. Ella ha sido el testigo mudo de una existencia insólita: La del matrimonio Bowles. Pepe Carleton, hará ya más de diez años, me habló de ella: " Una hechicera en la que Jane creía, de la que se enganchó. Fueron amantes, no sé si también de Paul, no siempre lo compartieron todo".

Opinión | 19 de agosto de 2014
Consuelo G. del Cid Guerra

La busqué en su casa de la casbah. Dije "Jane", y me pidió dinero. Ese mismo día, alguien me contaba que la casa de Paul Bowles de los apartamentos Itesa, estaba siendo saqueada. Cualquiera podía entrar y llevarse lo que quisiera. Me dirigí al inmuebe Itesa. Algunos turistas despistados andaban por la zona en busca de las reliquias Bowles. Nadie hablaba de Chukri. Todos preguntaban por Jane.

Carleton, desde su pequeño apartamento de Marbella, dijo que no valía la pena, ni siquiera por las fotos. Me dijo, también, que con el tiempo se inventarían historias muy superiores a las sucedidas, que el morbo alimentaría durante décadas aquella locura digna de ser escrita y recordada. Los ojos de la Cherifa destilaban maldad. Ella se quedó con todo lo que pudo. No le importaba Jane. No le importaba Paul.

He querido saber de ella, por si aún sigue viva, pero nadie responde. De Tánger queda el sitio, como afirmaba Chukri, y una dama muy seria. Será que a las personas como ella nunca les pasa nada. Tal vez por primitivismo.

Tánger es una ciudad para no volver a casa. Una ciudad peligrosa donde todo es posible. Puede que haya llegado el momento de volver para quedarse. Cerca del Zoco Chico, en busca del cielo protector. Ese azul inconfundible de Marruecos donde las brujas saben cómo cargar con todos.


Comentarios


Efemérides







Política de Privacidad
Política de cookies