Y Rajoy, más tarde o más temprano, se va a rajar. No se puede ser más cobarde. A todo esto, Urdangarín declara y la noticia pasa a un segundo plano porque por algo tenemos chorizos actuales mucho más escandalosos. Entre correos electrónicos, sms, libretas escritas a mano y cuentas bancarias hay para pillar cacho. Lo importante -el titular- se mueve por otros derroteros populistas. A saber: Que Bárcenas se hace traer los Habanos al trullo por un conseguidor, que a su mujer no le permiten llevar bolígrafo y papel en los vis a vis, y ?lo último, esto es muy bueno- que el ahora preso aparcaba su trineo en el parking de la calle Génova. Al loro, porque en cuatro días nos pueden convencer de que es Santa Claus en verano tirando de unos renos sobre alimentados.Y de la zorra de Merkel no se puede ni hablar porque resulta que la zorra ?la suya- es España. Esto ya no hay quien lo arregle. Se baila un zapateao sobre la tumba de nuestra piel de toro y la pobre Rocío Jurado no es capaz de levantar la cabeza ante semejante espectáculo. La peña se horroriza, escupe y habla al tiempo que sube y sube la audiencia. Amigos, enemigos, ex maridos y esposas, hermanas y cuñaos, ballaores, petardos, fuegos del gran artificio al que nos acostumbraron. El DNI de Franco, el de la Infanta, la Reina abucheada, una princesa triste y de muy mal comer ?no como otras- plebeya y vilipendiada, la muleta del Rey con sus amantes, un Presidente fofo por fuera y en diferido, la banda que le acoge y se despacha a ratos con sumas majaderías justificando restas. Y aquí nadie dice la verdad, toda la verdad y nada más que la verdad. Nosotros, los pequeños costureros del engaño, tragamos la amargura con vasos de plástico. Y nos dejamos hacer porque les dejamos ser.
Claro que la culpa de que esto pasara, no la tuvo nadie, nadie más que yo.