Claro que también dicen de Cleopatra que se bañaba en leche de burra y la mujer ha pasado a la historia no sólo por su nombre. Ver, lo que se dice ver, he visto mucho y siempre me he callado los nombres. Recuerdo no hace tanto a un gran cantante obsesionado por su seguridad. Llevaba seis guardaespaldas, pero nadie tenÃa la más mÃnima intención de perseguirle, matarle o darle un susto. Le veÃa disperso, como que muy perdido. Pidió una marca muy rara de wisky con su etiqueta negra y más reserva que la de los indios sometidos. Nos costó conseguirla, y cuando por fin la tuvo, se nos quedó en pelotas duchándose con el wisky. TenÃa las pupilas más dilatadas que el túnel del metro y la mandÃbula en Toledo. Eso sÃ, cantó durante dos horas como pudo, para que luego hablen de los Rolling como si fueran los únicos drogotas de la escena musical.
También he visto a una modelo intentando tirarse por la ventana después de haberse tirado a casi todos los tops que la rodeaban. Supongo que la chica ya no podÃa con su vida. TenÃa un novio terrible de manÃas curiosas. Se masturbaba con solomillos crudos envueltos en el pene. El chaval veÃa una carnicerÃa y se volvÃa loco. La pareja en cuestión no duró mucho, no sé si por la carne cruda o por otros aditivos que de manera muy suya consumieron hasta la saciedad.Y ya en escenarios normales, donde una no espera semejantes sorpresas, resulta que un respetado médico tenÃa por costumbre practicar el coito en cementerios, una abogada se licenció en derecho porque las togas le ponÃan a cien y el farmacéutico del barrio acostumbraba a vestirse de lagarterana todas las noches a partir de las doce.
Hoy he sabido que una escritora me utiliza para su última novela. Por un lado me cabrea, aunque por otro no puedo dejar de sentirme muy halagada. Espero que hable de mis ex maridos de los que en paz descanso, más que nada porque uno de ellos es el del solomillo, pero juro que la modelo no era yo.