Corinna Larsen

Tiene un punto filipino y no hay jeque que se le resista. Posa como Isabel Preysler y viste muy a lo Diana de Gales. Corinna Larsen, la falsa princesa, mujer de tomo y lomo, de ringo rango, poseedora de esa belleza correctamente retocada cuya discrección brilla incluso cuando se ausenta.

Opinión | 25 de marzo de 2013
Consuelo G. del Cid Guerra

Dos publireportajes ?que no entrevistas- en presencia de su abogado. Mide las palabras mientras calcula haberes, secretos y razones de Estado. Despechada por eso del avión camino a Mónaco, menudo destierro de lujo. Amante del Rey campechano, mujer de grandes ocios y negocios. Modelo invertido de nuevas y poderosísimas virtudes. Se hace llamar su alteza serenísima para no ser menos que otras. No es de origen humilde, lo que por obrero se entiende, pero tampoco noble. Sabe estar y ser como casi ninguna. Es una geisha al uso, para disfrute egregio, invitada de lujo, consultora estratégica que afirma haber trabajado sin ánimo de lucro para el gobierno español. Ha vivido como una verdadera reina a nuestra costa. Casoplón, escolta, coches oficiales, recepciones reales para una vida irreal que toca ya a su fin en España. Mucha Corinna ésta. Su ex familia política (la última) no la recibió bien. Ella ostenta el título de su ex marido contra la voluntad de éste : La cosa acabó muy mal y la echaron a patadas del arbol genealógico, por mucho que se empeñe en el Zu etc, principado alemán donde se precie, porque aquí, lo que se dice aquí, pinta bien poco, aunque ella, la mona, vestida más que de seda, insiste. El Rey le preguntó ¿bailas? Y ella aceptó los mambos. Ahora, el pobre campechano que jugó con fuego sin saber que era él quien se quemaba, rompió en pedazos un cristal y dejó sus venas desangrar, pues no sabía lo que hacía. Al hombre le han operado. Estallaron varias bombonas de oxígeno en la clínica de La Milagrosa, pero dice que se encuentra bien y ya no le duele nada. Por el amor de una mujer ha dado todo cuanto fue, lo más hermoso de su vida.Mas ese tiempo que perdió ha de servirle alguna vez cuando se cure bien su cadera. Corinna sigue posando. El llegó incluso a llorar y enloquecer mientras que ella se reía. Hoy se siente triste pero pronto cantará, y promete no acordarse nunca del ayer.


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