quédate para siempre, en ti confío
escribe bajo tus ojos y convoca el delirio
deja que nuestras legañas se arrepientan
qué frío?
Ay Capitán, cómo era de entonces
esperar sin llegar tus pasos de guerrero
acaso tengo más escarcha que veneno
ríos desdibujados que revelan
las pistas del camino de los años,
nunca pienses que miento:
nunca que desafío
es sólo que ausentarte tanto tiempo
y no escuchar tu voz y no tener momentos
hace que permanezca tatuada por tomar el relevo
que cualquier signo errante se haga minueto
en guardia por si el día acaso es diferente
qué miedo?
Y cuánto, Capitán, cuánto más debo
qué asuntos argumentan esta larga condena
por divina justicia y por tu muerte pesa
el color de aquella piel con desventaja
la que se despedía de mis dedos con tus llagas
no me importó curar ni hacerme eterna
me mantuve de pié , fuí tu soldado
por un collar de besos hasta el tacto serena
pensando en la piedad de lo más alto
con un peine de arsénico ordenando
imposibles cabellos rociados de cayena
es cuestión de minutos, me dijeron
quédate junto a él , coge su mano, espera
qué inmenso océano de dolor, mi Capitán
qué pena?