Oro blanco, platino y mucha plata. Algún llavero tonto con la imagen de Buda. Velas blancas. Siete libros de autoayuda sobre la mesilla de noche y la de día. Lifting flash efecto inmediato. Pomada para las almorranas aplicada en las ojeras (lo juro, funciona). Dos rayas. Negras, bajo los ojos. Ray-Ban, no faltaba más. Guzzi. Versace ¿hace? ...quince centímetros de taconazo fino que sostiene tobillos arruinados. Sirope de Arce, hala, a no comer.
Gym, de esos para mujeres donde no falta de nada. Perfumes, todos. Peluquería, sauna, esteticienne, birra, coca y un sombrerito francés. Cómo tiran los puntos. Cómo hincha ese ácido hilaurónico los labios. Ay, que se ven las raíces negras. "Ups, no te equivoques, soy rubia, lo que pasa es que me tiño las raíces de negro".
Venga, una de flamenquito. Vamos, algo más de marcheta. Vino, vino, vinitos...gin tonic, cubata, licor de cereza. Manicura, pedicura, masaje, depilación completa. Esa melena planhada, esas mechas color miel que ni aún así son dulces.Ibiza. Maldivas.Bali. Crisis ¿qué crisis?