Nada de nada. Ni empleo ni posibilidad alguna de salir a flote, por lo tanto, la mayoría opta por vender sus bolsos Guzzi, las tonterías de Tous y algún Armani pasado de moda. Pero siempre quedan las joyas y su eterna financiación estresante. El oro es muy hortera, y por eso le dan un baño de plata a todos sus dorados. Vienen y van con las papeletas de empeño : Al fin algo de cash. No pegan ojo la noche anterior al vencimiento.
-Que si me dejas tres mil, mari. Porque como no saque lo mío del empeño, se pierde. Cómo me tengo que ver, ay señor ...Déjame tres mil y te doy quini.
Lo cotidiano también se hace complicado, porque cómo teñirse el pelo una misma? Si es que cada cosa está pensada para sus profesionales. Menuda mezcla. Esa melena escalada ha perdido su medida y todas andan con un estilo indefinido Pocahontas que roza lo cutre pero todavía no se nota. Y la manicura? ... un horrror. La línea blanca de la francesa no hay quien la dibuje recta. Y se nota, es que se nota mucho.
-Está tiesa. ¿No lo ves? ¡ Lleva las manos fatal, y no hablemos del pelo...
Qué mala es la gente, Cordelia. Qué poca consideración se tiene ante la necesidad...