Al Profesor Neira

Con la lucidez de una mente privilegiada y la experiencia de haber sentido la oscuridad más profunda al no percibir durante muchos días la vida. Serenamente, y desde la transparencia de sus ojos que todavía buscan recuperar con ansia la total evidencia de salud, nos ha dado una lección magistral de humanidad.

Opinión | 13 de marzo de 2009
Gloria Mateo

Pero no, no ha sido una sola lección, han sido dos. La primera, fue en el mes de Agosto pasado. Quizá, sin lugar a dudas, son las dos mejores que haya impartido nunca en ninguna universidad. Nos ha mostrado cómo se sufre sin guardar resentimiento y cómo, a pesar de todo, volvería a repetir la acción de defender a una mujer y, extensivamente, a todas, si observara los mismos o parecidos actos de barbarie contra alguna de ellas. Permítame que, desde este periódico, utilice una de nuestras palabras que guardamos siempre en una cajita bajo llave, sólo para ocasiones y personas muy especiales: GRACIAS. Usted es grande de complexión, pero mucho más inmensa es la grandeza de su alma. ¡Bendita sea la madre que lo parió así, Profesor Neira!


Comentarios


Efemérides







Política de Privacidad
Política de cookies