Pero no, no ha sido una sola lección, han sido dos. La primera, fue en el mes de Agosto pasado. Quizá, sin lugar a dudas, son las dos mejores que haya impartido nunca en ninguna universidad. Nos ha mostrado cómo se sufre sin guardar resentimiento y cómo, a pesar de todo, volvería a repetir la acción de defender a una mujer y, extensivamente, a todas, si observara los mismos o parecidos actos de barbarie contra alguna de ellas. Permítame que, desde este periódico, utilice una de nuestras palabras que guardamos siempre en una cajita bajo llave, sólo para ocasiones y personas muy especiales: GRACIAS. Usted es grande de complexión, pero mucho más inmensa es la grandeza de su alma. ¡Bendita sea la madre que lo parió así, Profesor Neira!