Metido el dedo en la llaga, su linchamiento es obvio. Aquí nadie es inocente, pero la verguenza no parte de él. Fijemos nuestra mirada hacia la Casa Grande que todo lo puede y nada debe: No nos damos cuenta de que ?a costa del Duque- se pinta la fachada de blanco nuclear. Día tras día, en esta guerra mediática perfecta.Mente calculada, abrazamos el trono una vez más. A sus pechos, verdaderos mamones de la patria, excusamos lo suyo, ignoramos lo nuestro, y a costa de tanta disculpa, se ausentan sus delitos jamás tocados. Porque para eso está el Duque, que pagará por todos. Iñaqui Urdangarin es su cabeza de turco, el gran culpable, la cara de la Corona. Ya puestos, incluso la derecha ha publicado documentos militares en los que se le declaró oficial.Mente exento del servicio militar por sordo. Miles de manos negras continúan buscando mierda del Duque, y segura.Mente la encontrarán, puesto que todo hombre tiene su lado oscuro. Lo que ya se sabía, o se imaginaba. Lo que se suponía. Lo que las dos Españas, esta vez de la mano, están dispuestas a hacer para defenestrar al último pringado : Que le llueva mierda, y toda para él. Porque con su porquería se oculta la otra. En realidad, el hecho es comparable a las maniobras arteras más elementales del tráfico de drogas: Meter un pequeño alijo para despistar la entrada del verdadero narcotráfico, las grandes cantidades. El capo sale ileso. El pequeño correo, paga.
Si su egregio suegro, Rey, sabía desde 2006 lo que se estaba cociendo ¿Por qué no abrió la boca?
¿Por qué les animó a dejar el país como emigrantes de lujo? ¿Por qué no se levantó la liebre, ya que tanto le gusta la caza?. ¿Por qué lo dice ahora?... ese supuesto comportamiento, ya no era ejemplar hace cuatro años. Predicar demasiado tarde es una batalla inútil e incluso ofensiva. Urdangarín nunca habría llegado tan alto, tampoco tan lejos. Y jamás habría caído tan bajo, de no ser por su matrimonio con la infanta, por cierto, socia.
Le han dejado sólo. Completamente sólo. Tal vez porque estaba muy mal acompañado.