Putas

Por parecernos a ellos, por servirles de amantes cuando se quedan secos, por ser sus fieles promesas en noches que arden, por entregárselo todo, por ser suyas. Somos putas.

Opinión | 14 de noviembre de 2011
Cristina Sánchez Hernández

Pero putas que aman, que no entienden de farsas, que se encienden si prendes la llama, que dan vueltas para sentirse amadas, ciegas esclavas, somos putas que arden en la hoguera de sus trampas, somos tontas que se pierden para no ser encontradas, somos huellas que dejamos en pieles dañadas, somos vitalidad para muertos que nos aclaman, somos putas tres veces por semana, presas de sus sábanas, somos vida que creían enterrada.

Luego, el colchón es nuestro aliado, nuestro paño de lágrimas cuando al amanecer nuestro corazón ha sido profanado, y cuando queda vacío el sueño, nuestro nido de mentiras, cuando nuestro cuerpo ha sido vencido por la avaricia, cuando los celos nos comen por dentro, porque  somos putas, pero solo a momentos.

Porque no tenemos derecho a rechistar, pues somos solo un cero, un cero a la izquierda cuando otra puta se cruza en su lecho, y así de una en una, vamos cayendo en su falacia, en su infierno, y entonces nos desgarran con sus burlas y su poca maestría, somos muñecas que envejecen día a día, les entregamos todo y nos vamos con las manos vacías con un único regalo, una lágrima mal llorada, un tiempo perdido y sin pasta, somos putas y encima somos baratas.


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