Discreta como un cañonazo, la madame de lujo que anda paseando platós desde hace ya mucho, cuenta y recuenta a las que han sido sus chicas de salón, famosas del momento y putas ocasionales. Cenas de veinte mil euros con señores importantes, notorias ellas y archivadas de ante-mano (nunca mejor dicho) en unos books privilegiados. Así, petardas, presentadoras, modelos y azafatas célebres cuya gloria efímera les exigía trono, pero no sin poner precio a la carne, que es muy débil.
Pero es que las madames no hablan en público ni salen en las televisones. Su credibilidad está en tela de juicio. Los nombres de las más indefensas sí que los suelta. Cantantes, actrices, ex novias de novios que en realidad nunca lo fueron...flores de un día, pero enormes arcos de triunfo por donde se han posado mil mariposones. O todas moras, o todas cristianas.