Se trata, comprensiblemente, de una reacción natural en un país donde a gran parte de la población le importa un bledo, y encima de verdad, distinguir entre la primera preposición y la tercera persona del singular del presente de indicativo del verbo haber. Si nadie sabe dónde van acentos y haches, ¿para qué molestarse en saberlo uno mismo? Total, sólo se van a dar cuenta los cuatro pringados que han dedicado parte de su tiempo a aprender a escribir. ¿Cultura? ¿Para qué?
Da igual "no ir ha clase" cuando uno "no se a aprendido" la lección.
En la misma línea, los colegios religiosos alertaron de las "consecuencias negativas que esta medida iba a suponer en la organización de todos los centros de Bachillerato, públicos y privados, ya que excepto aquéllos que tuviesen un gran tamaño, necesitarían duplicar espacios y grupos y ampliar profesorado", dejando bien claro que eso es, para ellos, en los centros formativos, más importante que la formación.
¡PANDA DE ANALFABESTIAS, ME CAMBIO DE PAÍS, BURROS!