Mi Banco

Se avecinaba la crisis cuando solicité un pequeño crédito en mi banco de toda la vida. Y es que antes yo tenía banco de confianza como se tenía, también antes, médico de cabecera. En la existencia de todo individuo hay dos profesiones necesarias, casi imprescindibles : Un abogado y un médico. Y por extensión, una entidad : El banco.

Opinión | 09 de marzo de 2009
Consuelo Garcia del Cid Guerra

 

Yo tenía, digo, mi banco, mi abogado y mi médico. Ahora no tengo ninguna de las tres cosas porque he decidido ser infiel a los tres.

Mi banco era mi banco porque estaba al lado de mi casa. Conocía a la directora de toda la vida, y esa mujer ha seguido mi trayectoria económica personal y empresarial. Me ha visto crecer, tener, arruinarme y levantarme de nuevo una y otra vez. Yo confiaba en ella y ella era mi banco. Nunca le pedí nada. Creo que conmigo andaba bastante despistada porque no sabía cómo ni dónde ubicarme. Me convenció para que me hiciera un plan de pensiones. La verdad es que lo hice por ella. Tenía que cumplir sus objetivos de oficina y no me costó nada hacérmelo, total, pensé, tampoco está de más.

Pero hace poco le pedí un crédito. Y me lo negó. Más o menos, sus palabras fueron las siguientes : ?No tienes más que tu nómina, de acuerdo que es elevada, pero eres empresaria y puedes ponerte lo que quieras. Sí, giras bastante dinero, pero no tienes ahorros y tampoco propiedades. Lo vendiste todo, vives de alquiler, eres mayor ya y no cuentas con nada detrás, deberías pensarlo. No vamos a entrar en riesgo contigo, lo siento.? . Salí de allí sintiéndome vieja y pobre. No es que me sentara mal, es que me pareció un insulto, casi una agresión. Me dirigí a otra entidad donde me conocen menos, y sin domiciliar la nómina siquiera, me concedieron el crédito. Esa misma entidad me propuso traspasar el plan de pensiones, y lo hice. Pero madre mía ¡con qué avaricia, apego, y casi traición se lo tomó mi banco de toda la vida!


Me llamaron por teléfono con ?carácter de urgencia? y por ?un asunto de mi máximo interés?? la misma directora intentaba por todos los medios convencerme de que no, no, por favor, no me llevara de allí mi plan de pensiones.

-Perdona, ¿tú qué edad tienes? ?le he preguntado.

-Cuarenta y cinco, pero parezco mucho mayor que tú, ya lo sé

-Yo no te he dicho eso, sólo te preguntaba la edad, por curiosidad. Verás, tú lo sabes todo de mí. Desde mi fecha de nacimiento, mi declaración de la renta, mi nómina, las ong con las que colaboro?todo. Tú eras mi banco hasta que me negaste un crédito, sabes? Y desde entonces ya no confío en ti. Seguramente tienes propiedades y tu vida está tan asegurada como tu futuro, pero no tenías ningún derecho a llamarme vieja y pobre, que es lo que hiciste solapadamente, y salí hecha polvo, que lo sepas. Tengo cinco años más que tú y pareces mi madre, por algo será, no en vano se dice que la cara es el espejo del alma. En resumen, deja de coaccionarme porque me llevo el maldito plan de pensiones, me lo llevo y punto pelota. Y no me llevo la cuenta porque no tengo ganas de cambiar todas las domiciliaciones. Yo de ti no sé nada. Tampoco me interesa, pero el hecho de que yo esté ante ti en pelotas no te concede el derecho de clasificarme a partir de mi dinero, por mucho que lo cuentes y que sepas cuánto es. Por mucho que sepas dónde ceno y lo que compro, puesto que también tienes los extractos de mis tarjetas de crédito, en fin, por mucho que sepas, no tienes nada. Te he perdido la confianza y no te concedo mi vejez.

Se ha quedado de una pieza, y con los ojos abiertos como platos. Quería regalarme un bolígrafo de esos de marca hechos en serie y una agenda de piel para el 2009.


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