Aída está más perdida que un pulpo en un garaje. Ya no habla con Dios sobre sí misma y en tercera persona, sólo llora. Amenaza, incluso, con dejar para siempre la televisión, cosa que dudo. Quienes de verdad la conocen, aseguran que no tiene nada que ver con lo que representa. Su programa de denuncia social en el canal catalá Objetivo Aída, me parece bueno. Sus puestas en escena tampoco son más lamentables que las de otros.
?Ladran, luego cabalgamos?. Puede que se haya creído la frase a pies juntillas, pero ahora la ponen de patitas en la calle y está sin saber dónde meterse. No seré yo quien la fusile, porque creo firme.Mente que sobrevivirá, y que este sufrimiento tan elegido como gratuíto, puede que haga aflorar a la verdadera Aída Nízar, puesto que por mucho que la haya cagado, no le corresponde a ella sola la lluvia de mierda, porque aquí nadie es inocente. Los frikis selváticos parecen apóstoles, se unen y desunen por cualquier majadería, y mientras tanto, a una de las concursantes le explota una teta.
Contra todo pronóstico, te deseo suerte, Aída. Lucha contra tu propio elemento, porque en la mayoría de las ocasiones, el fracaso supone la más resplandenciente victoria.