Por otro lado, tampoco es cierto que pagues por todo lo que usas. No pagas por ver la tele (el dueño del Bar de abajo de casa, sí), no pagas por escuchar la radio (mi peluquero, sí), no pagas por leer ésto (soy yo quien debe pagar por escribirlo)... Tampoco me parece bien que, a parte de pagar o no pagar por lo que se consume, se cobre por lo que no se trabaja. Me explico: Tú te curras una canción, la canción mola, te marcas un concierto (o una gira) y cobras por ello (y no poco). Hasta ahí, todo bien. Pero, veinte años más tarde, ¿esperas que yo te siga pagando por esa canción cada vez que me compro una memoria USB, un CD virgen, un teléfono, un disco duro, o cualquier otra monserga a la que le carguéis el bendito cánon de la SGAE? Eso, es tener mucha cara dura.
Vives muy y muy bien, lo sé, por hacer canciones. Hay personas que salvan vidas y, perdona por el juicio de valor, pero creo que muchos pensamos que su trabajo es, con diferencia, mucho más valioso que el tuyo y, sin embargo, cobran menos. Y no se quejan. ¿Por qué? Porque no tienen la cara tan dura. No intentes confundir. No se trata de defender los derechos propios. Se trata de ser caradura. NO tienes derecho a volver a cobrar por un trabajo que ya has hecho y por el que ya has cobrado desde hace años y, si me lo permites, bastante más de lo que vale.
Yo soy autor. Lo soy de los códigos que, como programador, escribo. Y cada vez que hago una copia en un CD, te estoy pagando a tí. Dime, Joan Manel, ¿Quién es el autor y quién el chorizo, ya que de dicho embutido hablamos?
Las falacias que esgrimís personajes como Alejandro Sanz, Ramoncín y tú, son puras sinvergüenzadas.
¡Caraduras!