Yo sí soy animalista

Yo sí soy animalista

Como en todos los grupos a los que se les adjudica una etiqueta, la disparidad de los que adoptan tal etiqueta puede llegar a tal extremo que la filosofía y la postura de dos de ellos puede ser incluso opuesta. Por eso siempre es mejor ir por libre, pero ello no impide que me pueda definir en los ámbitos en los que me interesa y no permitir que se me etiquete en otros ámbitos en los que la presión social sostiene que es necesario hacerlo.

Opinión | 29 de enero de 2011


Además de considerarme animalista porque evidentemente defiendo los derechos naturales e innatos, que no jurídicos que varían dependiendo de la sociedad al igual que los derechos específicos de los humanos, de todo animal, humano o no, también lo soy porque ser animalista, a pesar de tener que escuchar una y otra vez el relamido pseudoargumento de que nos preocupamos más por los animales que por los humanos, implica necesariamente ser humanista, que no antropocentrista.

-¿Pero qué somos, personas o animales?

La respuesta a esa tan maniquea pregunta tantas veces formulada está clara. Somos animales y humanos, sin que un aspecto niegue al otro. La prepotencia humana ha llegado hasta límites insospechados, negando la inteligencia y las emociones de otras especies que sí que las poseen. De ahí que por mucho que ofenda, se haya comparado la actitud y los argumentos de los antropocentristas con los de los nazis, básicamente porque son los mismos por mucho que una persona haya luchado toda su vida por los derechos de todos los humanos denunciando semejantes barbaries e ideologías como las del nazismo, si es que se pueden denominar como ideologías. Pero al igual que no se puede admitir que una persona sea considerada ?inferior? o tenga menos derechos por pertenecer a otra raza o sexo, cosa que en el pasado se daba por sentado, tampoco se puede permitir hoy en día que se asevere que los animales no humanos son ?inferiores?. Muchas especies lo son objetivamente al igual que muchas otras son superiores a nosotros en diversos aspectos, pero siempre refiriéndonos a condiciones y aptitudes físicas y psíquicas, no éticas. No se puede continuar admitiendo que se dé por hecho que los humanos, más aún teniendo en cuenta que somos la especie más peligrosa ya que el hecho de que pudiéramos ser la más beneficiosa ha sido relegado al pozo más profundo y oscuro, seamos superiores moral o éticamente. No lo somos.

"Animal" proviene del latín "anima", es decir, todo ser con "anima", y no me deja de parecer cuanto menos curioso que contradictoriamente muchos humanos no se consideren animales y traten al resto de especies como cosas, es decir, objetos inanimados, literalmente lo contrario de "animal".

Exaltación de la vanidad humana...


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