Habíamos salido al centro de Sevilla a pasear y realizar alguna compra cuando empezamos a notar en el ambiente algo extraño, era una sensación de miedo que no acertábamos a descubrir el motivo.
Opinión |
23 de febrero de 2009Carmen Melirene
Todos andaban como autómatas, no se hablaban apenas, notaba que la atmósfera estaba cargada de un malestar contagioso por lo que sin atrevernos a preguntar decidimos irnos a casa de una amiga de mi madre que vivía en el centro y desde donde nos podíamos informar de lo que estaba pasando si es que era algo importante por lo que nosotros percibíamos.
Al llamar a la puerta nos abrió de inmediato y cerró la cancela de entrada que es fuerte y difícil de abrir como todo lo que tiene más de un siglo en Sevilla.
Nos dijo lo que estaba pasando, que un teniente había entrado en el Congreso de los diputados y que estaba todo el gobierno secuestrado por él y sus compinches, desde ese momento descubrimos que lo que habíamos notado no había sido algo insustancial sino que ya había corrido por la ciudad el malestar y la angustia de lo que ocurría a tan pocos kilómetros y de lo que dependía la convivencia al día siguiente. Cogimos el autobús y nos fijamos que las personas estaban calladas, sin atreverse a comentar lo que estaba sucediendo por temor a que pudiera pasar algo grave, llegué a mi casa, puse la tele, y respiré, el Rey hablaba?