El maestro Julio Aparicio ya puede comer pollas sin atragantarse.

El maestro Julio Aparicio ya puede comer pollas sin atragantarse.

A pesar de la gravedad de la cornada, el maestro no llegó a perder el conocimiento y tras ocupar un quirófano que durante unas horas no estuvo disponible para quien lo pudiera necesitar sin habérsela buscado, evoluciona favorablemente, por lo que no se descarta que pronto pueda comer pollas de mayor tamaño que las que hasta ahora le hubieran podido caber.

Opinión | 22 de mayo de 2010
Pere Borràs

La cornada que, por encima de la nuez, atravesó el cuello del torero en vistosa y clara mostración de que ponerse delante de una bestia de más de media tonelada y pincharla tiene más de gilipollas que de machote, ha dejado abierto un conducto que permitirá al matador desviar las puntas que anteriormente hubiesen podido atragantarlo.

Afortunadamente y como era de esperar, el maestro no ha sufrido lesiones cerebrales (donde no hay...), como han mostrado el TAC y el escáner practicados en el hospital 12 de Octubre donde permanece ingresado en la Unidad de Cuidados Intensivos ocupando el tiempo y los recursos del centro sanitario.

Del toro no sabemos nada, aparte de las lindezas propias de gente tan civilizada como los taurinos que, entre otras, han consistido en clavarle unas cuantas banderillas que lo han ido desangrando lentamente.

Desde aquí, sinceramente, le deseo una pronta recuperación y sobretodo le agradezco su aportación y su sacrificio para mostrarnos a qué cosas llamamos fiesta, dónde identificamos la bravura, la nobleza y el arte en este gran país, el de la piel de toro.

¡VASPAÑA!

 


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