Jane Bowles es una de ellas. Es fácil quedar completamente fascinado por su biografía, aunque probablemente se omitan muchas cosas. Los apartamentos Itesa, a las afueras de Tánger, guardan todos los secretos del matrimonio Bowles. Vivian en pisos contiguos, conservando una curiosa independencia, un amor inexplicable para la mayoría, basado en la lealtad e intercambio de amantes, unido a los excesos. Alcohol, drogas, locura.
A la edad de seis años se cae de un caballo, hecho que pareció desarrollar una tuberculosis, y su rodilla derecha quedo marcada para siempre provocando una cojera peculiar. Las piernas de Jane trotaban a pesar de todo por las
estrechas callejuelas de los mas oscuros barrios , que conservan la huella de aquellos diminutos pies subiendo escaleras : Era como un cervatillo. Curiosa,.encantadora, provocadora. Siempre con aquella blusa blanca y su falda gris. Enganchada a una magia negra discutible en manos de su amante, la Cherifa, una marroquí analfabeta que se ocupaba de la casa y llego a dominarla por completo.
Jane nació en Nueva York. Corría el año 1917. En 1934 se instalo en Suiza y conoce a Celine, escritor a quien había estudiado intensamente. Al parecer, el encuentro fue decisivo, e hizo que Jane se dedicara a la literatura. Su primera novela fue impresa por ella misma : ?La Phaeton Hypocrite?. No se conserva ni una sola copia. Bisexual sin disimulo, en el Greenwich Village empezó su búsqueda de amantes, como Helvictia Perkins, una mujer divorciada de cuarenta y ocho años. Pero en 1937 conoce a Paul Bowles, escritor y compositor homosexual. Se casaron al año siguiente en México formando un dúo cómplice irrepetible. En 1947 publica ?Dos damas muy serias?, una novela claramente lésbica. Ese mismo año se instalan en Tánger, y allí aparece la famosa Cherifa. Hace ya algunos años me informaron de que todavía estaba viva, y que era todo lo que quedaba del triangulo tortuoso-sexual. Me dispuse a buscarla y no pare hasta dar con ella. Es una mujer muy mayor, de aspecto duro, casi maquiavélico, completamente masculina. No quiere hablar y tampoco permite una sola fotografía. Probablemente, de no haber conocido nunca a los Bowles, esa mujer no tendría protagonismo alguno. Enganchada a sus excéntricas vidas, y a la vez ellos al exotismo marroquí acompañado de kifi, alcohol y vida noctámbula, crearon, sin saberlo, un personaje fantástico a modo de bruja inquietante que cortaba mechones de pelo haciendo ?paquetitos negros? anudados con cuerda y posteriormente enterrados o escondidos en distintos lugares de la casa. La relación de Cherifa con Jane era puramente sexual e interesada. Al parecer, esta pretendía quedarse con la casa de los Bowles.
En Abril de 1947, Jane sufre un ataque al corazón que le disminuye la visión del ojo izquierdo y la deja parcialmente paralizada. La mitad de su cuerpo no responde a estimulo alguno. Ingresa en un hospital de Oxford y más tarde a Saint Mary, pero no pueden hacer nada por ella. Jane sigue bebiendo, desaparece a altas horas de la noche semi desnuda y su marido tiene que rescatarla de los distintos bares donde acostumbra emborracharse. Años mas tarde, es diagnosticada de crisis maniaco depresiva., y es internada en un psiquiatrico en 1973. Murio a los 56 años, completamente sola.
En 1996, una estudiante malagueña de 18 años, intento trasladar los restos de Jane Bowles del cementerio de San Miguel, en Malaga. Dos años despues, el Ayuntamiento instalo un recuerdo con forma de atril macizo en ladrillo donde se lee : "Málaga a Jane Bowles. 1917-1973".
En 1998 "El Pais" publicó lo siguiente:
A este recuerdo se une la intención de dedicarle una calle a la escritora, que falleció casi en el olvido tras una penosa enfermedad en la clínica malagueña El Ángel el 23 de febrero de hace 25 años. Bowles, que murió sola y alejada de su marido, el escritor Paul Bowles, fue enterrada en la parcela 453 F del cementerio de San Miguel con una cruz de madera como único recuerdo. Hace diez años, varios escritores de la ciudad publicaron en una revista su triste relación con Málaga y denunciaron este olvido. No sucedió nada. En el verano de 1996, Parcemasa -empresa mixta, gestora del cementerio de San Miguel, que estaba clausurado desde hacía algunos años- informó a una joven estudiante malagueña de COU, Alia Luque, que acudió a visitar los restos de su escritora favorita, que éstos pasarían a una fosa común. Luque pagó el traslado de los restos al cementerio de su ciudad, Marbella. Su gesto, que ella siempre quiso anónimo, trascendió como noticia desde este periódico armando una auténtica cadena de reacciones. Así que, tras cobrar el costo del traslado, Parcemasa negó el permiso del mismo argumentando que la tumba "estaba protegida desde hacía años" por el Ayuntamiento local. El gobierno municipal, a través de su concejal de Cultura, Antonio Garrido se apresuró a abanderar el olvido a Bowles. Pero nadie, ni Parcemasa ni Ayuntamiento, dio más explicaciones a Alia Luque, ni se le devolvieron las 40.000 pesetas del traslado, ni se le reconoció un gesto que, probablemente, fue el verdadero causante de que la fosa común no se adueñara de la autora de Dos damas muy serias Profesionales y expertos Paralelamente al asunto Bowles, gracias a las denuncias de la Asociación de Amigos del Cementerio San Miguel -formada por varios profesionales independientes y expertos en historia del arte y patrimonio- y al apoyo del grupo socialista, primero, y después del resto de las fuerzas municipales, el Ayuntamiento de Málaga inició un proceso de recuperación de la histórica necrópolis, que el gobierno municipal anterior había condenado al olvido. El proyecto actual contempla, a grandes rasgos, la conversión de San Miguel en un parque monumental y en un centro de interpretación de su función histórica, conservando zonas monumentales y varias tipologías de enterramiento, a la vez que permitirá a los propietarios de tumbas, panteones y nichos a perpetuidad organizar una sociedad mixta con el propio ayuntamiento y mantener allí sus restos si lo desean. Según informó ayer la concejala socialista Begoña Medina, en apenas dos semanas la comisión creada para rescatar el cementerio, considerado como la segunda necrópolis histórica contemporánea de Andalucía, recibirá el proyecto arquitectónico y de usos definitivo elaborado por Urbanismo. En un pleno municipal celebrado este verano ya se presupuestaron 200 millones de pesetas para iniciar las obras de rehabilitación. El PSOE ha defendido la creación de una escuela taller que se encargue de la restauración de los forjados de panteones y ha alertado del peligro que pueden correr las zonas de nichos, algunas en muy mal estado. "No tiene sentido conservar sólo panteones porque de esa manera se altera el recuerdo de lo que fue el cementerio", apunta Medina. La edil socialista defiende también la creación de un museo en el cementerio, que sirva de centro de interpretación de los rituales funerarios y de la historia de la ciudad a partir del siglo XIX. La práctica totalidad de los malagueños ilustres está allí enterrada. Muchos en tumbas y nichos en estado tan penoso como la de Bowles. Pero también los que nadie recuerda: San Miguel no fue sólo el último descanso de los notables.
(Héctor Marquez-Malaga)
Actualmente, en Málaga existe una avenida llamada Jane Bowles.