Con lo que pudiera parecer un lío, en realidad solo quiero decir lo siguiente: que para que una comunicación sirva de algo, sea fructífera, el código debe ser el mismo para todas las partes implicadas en dicha comunicación. Desgraciadamente, factores externos al mensaje en sí, como puede ser la percepción que una de las partes tenga sobre el tema, puede afectar a la comunicación, minando así una parte de su eficacia, si no toda, y derivando en otros problemas, aparte del tratado en el mensaje que se trata.
A causa de ello, de estos desacuerdos léxicos, he estado a punto de emitir un juicio equivocado. He estado a punto de cuestionar, yo, que no sé ni de arte ni, concretamente, de toreo, la legitimidad de Francisco Rivera a recibir, hoy, la medalla de oro (bueno, "la" medalla de oro no, si no una de ellas, pues son veinticinco las que se han entregado) al mérito en las Bellas Artes.
También he estado a punto de llamarlo asesino, lo cual hubiera sido un flagrante error por mi parte. Que yo lo perciba como tal, cosa que hago, no significa que lo sea. Los asesinos matan personas humanas, y mi desacuerdo con la definición no la invalida. Invalidaría, si acaso, mi calificación hacia el torero.
Tengo la nota de prensa ante mí; hoy el Ministerio de Cultura ha entregado las medallas de oro al mérito en las Bellas Artes a una cierta cantidad de personas que lo merecerán más o menos, según el criterio de cada uno.
Independientemente de esto último, uno espera que una medalla de oro de Bellas Artes sea entregada, al menos, a alguien involucrado en mayor o menor medida en las Bellas Artes.
Del mismo modo, uno espera que un premio oficial, pagado, por ende, entre todos, sea coherente con las premisas sociales comúnmente aceptadas o, al menos, compartidas. De ésto hablaré al final.
Medallas de oro al mérito en las Bellas Artes... Una, para Francisco Rivera, torero...
Tras buscar en la RAE todos los términos posiblemente difusos implicados en ésta indignante decisión, y tras comprobar que el toreo sí (con sorpresa por mi parte) puede ser considerada "Bellas Artes", acepto (mejor que dos de sus compañeros, José Tomás y Paco Camino, también toreros, que han devuelto sus respectivas y pretéritas medallas al no aceptar tener el mismo premio que el susodicho) que puedan darle el premio de marras.
Propongo, sin embargo, y en aras a la justa equidad, dotar de premios en forma de medallas de oro a otros aspectos tanto o más importantes en la sociedad, tal vez por parte del Ministerio de Fomento, a un principio tan alto como admirable en las personas; por ejemplo, la Eficacia. Y propongo, también, junto a ello, que se le dé, a título póstumo, la medalla de oro al mérito en la Eficacia al indiscutiblemente eficaz Heinrich Himmler, por su excelente gestión en la matanza metódica y sistemática de millones de judíos, polacos, gitanos y homosexuales, así como de miles de prisioneros Bibelforscher (testigos de Jehová) y rusos, muchos de los cuales fueron usados en experimentos. No será humano; pero eficaz, un rato largo.
Otra cosa es que me disguste, que lo haría (y lo hace), que le den un premio a alguien solamente porque no comparto sus ideas. Pero si de arte se trata, el toreo, o eso dicen (yo es que soy más de ciencias y no osaré hablar de lo que no sé) es un arte. Y el trabajo de Himmler fue (negarlo no tiene sentido) un alarde ejemplar de Eficacia.
Eso sí. Yo, desde mi ignorancia, seguiré opinando que la tortura no es ni arte ni cultura. Pero eso es, claro está, "para mi".