Nace en New York el 14 de Noviembre de 1912. Hija de una rica heredera, Edna Woolworth, nieta del empresario más rico de América. Su padre era un broker de Wall Street. Contaba solo cuatro años cuando su madre se quito la vida, harta de las infidelidades de su marido, que paseaba las amantes ante sus propias narices. Bárbara fue criada por distintos familiares y ?tatas?, y la prensa estadounidense la bautizo ya entonces como a la famosa ?pobre niña rica?. A los 21 años, hereda de su madre nada menos que cincuenta millones de dólares, hecho que la convierte en la mujer más rica del mundo. Falsas amistades, envidias y todo tipo de personajes aprovechados intentaron sacar partido de Bárbara, débil, depresiva y obsesionada con su aspecto físico. Derrochaba grandes cantidades en joyas, coches y mansiones. Excéntrica y excesiva, adicta al alcohol y a las drogas, además de padecer hasta el final de su vida un severo transtorno alimentario, anoréxica sin remedio que somatizaba en los alimentos su necesidad de afecto, soledad y tristeza.
Su primo Jimmy Donohue, un tipo de apariencia playboy que tuvo un affaire con Wallis Simpson, le descubre el mundo gay, ambientes que frecuento siempre como la gran maestra y reina de todas las fiestas y ceremonias.
Contrajo matrimonio siete veces, por este orden:
Coleccionaba aristócratas canjeando posición social nobiliaria por dinero, una fortuna que gastaba de forma inconsciente, hecho que le costo su matrimonio con Cary Grant, el único hombre que la quiso por si misma y que renuncio, además, a la cantidad legada por ella después de su muerte,
En 1945 regala al gobierno de EEUU su mansión de Hyde Park, que se convirtió en la nueva embajada. Su único hijo, del que nunca se preocupo lo mas mínimo, murió a los 36 años al estrellarse con su propia avioneta.
Bárbara se hundió por completo, abandonada como nunca, y consumiendo todo tipo de sustancias. Regalaba joyas a desconocidos, costeaba grandes fiestas y extendía cheques al portador como si fueran cromos. Sus divorcios la llevaron a la bancarrota. Todos sus ex maridos, excepto Cary Grant, que estuvo a su lado hasta el final, actuaron como aves carroñeras.
Murió a los 66 años en la habitación del hotel de Los Ángeles. De su inmensa fortuna solo quedaban tres mil dólares en el banco y algunas joyas en su caja fuerte.