Patronato de Protección a la Mujer, la GESTAPO española

Patronato de Protección a la Mujer, la GESTAPO española

El Gobierno irlandés reconoció en 2012, el daño causado a las ex internas que pasaron por las famosas lavanderías de la Magdalena, en Irlanda.

Opinión | 04 de marzo de 2023
Consuelo G. del Cid Guerra

Gracias a la película "Las hermanas de la Magdalena", el mundo entero supo lo que sucedió en esos reformatorios. Las monjas tuvieron que pedir perdón públicamente y las ex internas fueron indemnizadas. La causa, liderada por Maureen Sullivan, víctima de aquellos atroces lugares, consiguió llegar muy lejos.


Ahora, las supervivientes del Buen Pastor en Holanda, han demandado a la congregación religiosa que dirigía los reformatorios en busca de una indemnización por el trabajo realizado en los talleres, sin ningún tipo de remuneración económica. Esta explotación laboral en manos de chicas menores de edad, fue habitual en todos los reformatorios femeninos. Con la excusa de que "se las está enseñando un oficio", sus talleres de trabajo contaron con mano de obra completamente gratuita. Se trataba de trabajos en cadena, repetitivos, que podía realizar cualquiera. Jamás precisaron de enseñanza alguna. Eran tan simples que hasta un niño pequeño los podía hacer.

Exactamente lo mismo sucedió en España con todas las congregaciones religiosas auspiciadas por el Patronato de Protección a la Mujer, la GESTAPO ESPAÑOLA. Dicho Patronato entregaba a los reformatorios dos mil pesetas mensuales (años 70) por interna tutelada. Los talleres de trabajo contaban con grandes firmas que realizaban los encargos, probablemente desconocedores de la realidad, creyendo que lo realizaban las monjas. Craso error. Se trataba de trabajos forzados, porque ninguna podía negarse a realizarlos. Formaba parte de su "labor reeducadora". Confección, punto, encuadernación, muñequería, manipulación de cajas... Las internas trabajaban durante toda la mañana, en el más absoluto silencio. En algunos reformatorios se podía escuchar la radio, en otros, un disco del Concierto de Aranjuez eternamente repetido. En honor a la verdad, el Buen Pastor de Barcelona pagaba un salario mensual simbólico a las internas como forma de reconocimiento a su trabajo. No así Oblatas y Adoratrices. Cabe, también destacar, la remuneración (aunque mísera) en la llamada Maternidad de la Almudena, conocida popularmente como Peña Grande, donde encerraron a miles de menores embarazadas. Muchas, salieron de allí sin sus hijos. Se robaban bebés que fueron dados a la adopción sin el consentimiento de la madre biológica.

En todos los reformatorios, tanto españoles como europeos, las chicas eran obligadas a fregar el convento. Esta labor, en España, era internamente denominada por las monjas como "los oficios". La ley de Memoria Democrática no ha contemplado al Patronato de Protección a la Mujer como institución represora por excelencia por falta de documentación. Tampoco a las suicidas que se quitaron la vida siendo todavía niñas, al no poder soportar los malos tratos, psíquicos y físicos, que se ejercían determinados reformatorios, unido a una disciplina extrema que hoy sería claramente denunciable. Estamos ante el pasado reciente de la España más negra que mente humana pueda imaginar. El Patronato de Protección a la Mujer no desapareció hasta 1983, olvidando por completo a las internas, que no habían cometido delito alguno excepto ser huérfanas, estar abandonadas o rebelarse ante lo establecido. Los talleres de trabajo generaron importantes beneficios a las congregaciones, no en vano se hicieron con grandes solares donde fueron levantados nuevos conventos, además de mantener los ya existentes. Tiempo al tiempo, porque nunca es tarde cuando se trata de una auténtica misión. Porque las luchas, se mantienen por convicción, que no conveniencia. Y como el verdadero amor, son para siempre.
 


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