La hiel más amarga del último baile

La hiel más amarga del último baile

El acoso y derribo se ha convertido en una verdadera profesión mediática que no mide el daño causado ni la presunción de inocencia.

Opinión | 07 de diciembre de 2020
Consuelo G. del Cid Guerra

Persigue la justicia y lo harán los medios sin piedad, en busca del pasto necesario para crear contenido a modo de leña invernal obligada a arder durante cinco horas como mínimo. Así, el bailarín detenido en la peor de las comisarías madrileñas, pasó dos días en un calabozo esperando una libertad con cargos. En adelante, no podrá salir del país y está obligado a sellar los días uno y quince de cada mes. Al parecer, la policía llevaba más de ocho meses siguiéndole, y era tan evidente que incluso el propio Rafael Amargo bajaba a la calle y les ofrecía café. Acusado de tráfico de drogas y organización criminal, no deja de resultar curioso que no tenga un euro y esté lleno de deudas: menudo narco de pacotilla cuya imaginada banda no tiene armas: ni blancas, ni de fuego.

Si esa vida disoluta de calvatrueno es cierta, sólo lo sabe él y algunos allegados que se venden por un puñado de euros en programas del higadillo. Menudos "amigos", testigos del menudeo, las juergas y sus días que antes de que cante el gallo acusan con el dedo en busca de una gloria efímera que pasará su factura moral. Del haber al debe existen unos números que por rojos que sean no convierten a nadie en delincuente. Mientras tanto, el vocerío apostado en otra escena muy distinta, se dedica a hacer apología de las drogas, porque cada uno "en su casa y con su vida, hace lo que le da la gana", aunque muera preso de sustancias. Y eso lo larga quien que se mete hasta el tuétano y su tabique tiembla, porque el plantón se paga con chorreos de mierda salidos de bocas eternamente inocentes que no han matado una mosca. Farsantes. Mentirosos. Carroñeros.

Lo que ahora se encuentra en manos de la justicia se convertirá en horas de contenido despiadado y sin medida. La hiel más amarga del mejor bailarín de España.

Que si malas compañías, excentricidades, locuras varias y demás argumentos sobre el caído que estáis hundiendo por minutos.

El que esté libre de pecado, que tire la primera piedra.


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