Se lee un titular (no más) y acto seguido les "gusta" para largar comentarios completamente absurdos cuyas faltas de ortografÃa dañan la vista.
"Es que no tengo estudios", argumentan: pues estudia, que nunca es tarde y además es gratis. Pero eso, no interesa lo más mínimo a l@s salvador@s de patrias que presumen de poder cargarse solitos el sistema voceando atrocidades varias insostenibles cuyas amenazas no van más allá de una red social atrapada a trompazo sucio.
No leen, no reflexionan ni se analiza, y así, cual cocktail de barra muy española, se baila el vals impaciente con una gran sed de justicia contra todo y todos.
Nos espera un país de posguerra sin que se haya disparado una sola bala; hambre, miseria, pero eso importa poco a quienes continúan sin querer saber y se alzan cual maestros recién titulados por sí mismos en un marco que no sostiene ni el clavo.
Adoradores de la fabulación urgente, inventores, descubridores de la paja en el ojo ajeno, iluminados por sus propias linternas cuyas pilas no se agotan jamás: yo, Narciso, ególatra, bandido, maravilloso embrión de lo propio mientras la vida pasa.
Ese es el voto que capta la ultraderecha, el perfil inaudito del descerebrado que presume de masa gris creyendo que se trata de un color auténtico e irrepetible.
Vamos a por los rojos, comunistas de mierda "vendidos" ¿por cuánto, piltrafilla?, hay un "topo", me "espían", y mientras tanto que si las pizzas, Rodilla, Coca~Cola o Fanta. Los okupas se "empadronan" desde la falsedad manifiesta del libelo durante quince minutos, aunque el bulo permanece durante mucho más tiempo, el suficiente como para ser compartido a diestro y siniestro con escupitajo cibernético incluído, metido en vena que hincha sus yugulares hasta la extenuación.
Caceroladas donde se va la olla en nombre de una falsa resistencia apostada en protesta a la defensiva, que no ofensiva; porque no se da la talla. Estos son los peores, que hicieron buenos a otros. Os están abduciendo, manada de borregos que os creéis ovejas negras y dueños de la consigna por vocear un ratito.