SS, la cruzada contra las mujeres

SS, la cruzada contra las mujeres

Brindemos por la desesperación, que parece ser el estado anímico determinante para que todo estalle. Durante años se ha batido una lucha sin freno contra la retirada de tutelas en manos de la administración pública.

Opinión | 02 de marzo de 2019
Consuelo G. del Cid Guerra

Se ha hablado con políticos y partidos, se ha llegado hasta el defensor del pueblo sin que nadie tome medidas. En esta cadena tortuosa se encuentran atadas decenas de miles de niños secuestrados en centros de menores, separados de sus madres con informes falsos y manipulados. Son muy pocos los trabajadores sociales que se enfrentan al sistema, puesto que perderán su trabajo de inmediato. Este es el mensaje que recibí de un@ de ell@s hace tiempo: "Consuelo, en 20 minutos me has dado el mazazo más duro. Dices verdades como templos".

Esas "verdades" que han convertido en ley mordaza, aplicada en toda mi boca, por decir la verdad. Y este es el pantallazo de otro trabajador.

Cuidado, no todas las luchas son transparentes. Las víctimas están siendo utilizadas por partidos de ultra derecha cuya intención no es otra que engordar sus posiciones políticas, acompañados de frikis descerebrados que mezclan culos con témporas, personajes delirantes por naturaleza en busca de una gloria inútil, reyes por un día que afirman verdaderas atrocidades y se creen del centro nacional de inteligencia donde -la misma- brilla por su ausencia.

Mujeres (sí, he escrito MUJERES) partidarias del SAP, atronadoras acompañantes del delito que se unen a los machos victimizados (0, 01%), los "maltratados" lloricas que nutren de roña los espacios virtuales, los que llaman "feminazi" a cualquier manifestación en defensa de los derechos de las mujeres, los que temen al 8M más que al diablo.

Las calumnias que se vierten de un@s a otr@s cuando cualquiera adquiere una mínima relevancia en su discurso y quehacer. La confusión extrema que se extiende de un lado a otro, los mensajes privados, el cotilleo constante que llena un tiempo inútil.

Abogados que no responden llamadas y miran el caso diez minutos antes de entrar en sala, para después abandonar clientes que se encuentran diez veces representad@s por distint@s letrad@s con el correspondiente descrédito oficial: No solo nadie te quiere, es que nadie parece defenderte. Su miedo a enfrentarse al sistema, lo más grande, el poder sobre un poder que ni la minuta, por gruesa que sea, saldrá a cuenta. Quienes luchan contra ello son descaradamente criminalizadas.

Asociaciones tibias que jalean psicodramas mensuales (no os dejéis engañar, sin pasta no hay nada) , y en este totum revolutum, los niños y sus madres continúan descaradamente secuestrados, maltratados, humillados, tocados hasta la médula.

La desobediencia civil es necesaria. Se impone como estandarte en busca de una unión que no existe. Los niños no solo son un negocio, detrás de todo esto existe un patrón moral contra las mujeres que se impone por la fuerza calcando las máximas del Patronato de Protección a la Mujer, que desapareció oficialmente, pero jamás en esencia.

 

 


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