La vecina del piano

La vecina del piano

Sònia Bosom, vecina de Puigcerdà, a veces va al cine. Si sale un piano, tiene que abandonar la sala. Lo ha dicho su abogado. ¿Abogado? ¿Para qué quiere la Sra. Bosom un abogado? Bueno, resulta que Sonia ha denunciado a su vecina, Laia Martín, concertista de piano, por... tocar el piano.

Opinión | 11 de noviembre de 2013
Pere Borràs

No sé a qué se dedica la Sra. Bosom. Sé que trabaja, o trabajaba, porque si pidió la baja laboral (por el piano) en algún laburo debió pedirla. También sé que no trabajaba de 9 a 13 y de 14 a 18 pues, de haberlo hecho, ni se habría enterado de que Laia tocaba el piano, pues lo hacía a esas horas, para nada intempestivas (o a mi no me lo parecen y soy raro). No sé si la baja, por la cual, digo yo, pasaría más tiempo en casa oyendo a su vecina, le sería de gran ayuda. Igual un trabajo con un horario normal (qué sé yo... de 9 a 13 y de 14 a 18, por decir algo) le habría resultado más eficaz.

Dice la fiscalía (sí, señores, porque esto va ya por lo penal) que las mediciones de los técnicos daban unas lecturas superiores a los límites establecidos, como si el piano fuera un aeropuerto o una discoteca. Es una lástima que los aparatos estuvieran estropeados y las lecturas fueran erróneas, así que a la pobre fiscalía le han anulado esas pruebas (que, siendo falsas, tampoco me parece tan mal, oigan). Mantiene, eso sí, que Laia (y sus padres, por cómplices) debe pasar 7 años en prisión y 4 más inhabilitada para tocar el piano todos los días. O eso dice la Sra. Bosom. Por lo visto Laia tocaba incluso cuando se iba a clase a Manresa y Barcelona. Muy fuerte tocaría para que Sònia la oyera desde Puigcerdà. O igual es que tiene el oido muy fino, no lo sé.

La cuestión, quiero decir, es que la justicia está para impartir justo castigo a los malotes y para evitar el delito. Atendiendo a que la Sònia tiene ataques de pánico, no puede ver películas en las que salen pianos y tuvo problemas durante su embarazo, hay que protegerla, por ley, de su peligrosa vecina pianista y condenar a esta a prisión e inhabilitarla para ejercer su trabajo.

Sabiendo que Sònia tuvo problemas con su embarazo, imagino que será madre. Solo espero que su descendencia no haya heredado sus neurosis y no tengan que ser, en consecuencia, protegidos en el futuro por la fiscalía de cualquier pianista que ose, válgame Dios y su hijo Jesucristo, tocar el piano. Faltaría más.


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