Infanta

La imputación de la infanta era de esperar, pero de España se puede esperar cualquier cosa menos sentido común. Creo que una presión popular sin escrache -por ahora- ha tenido mucho que ver. El fiscal recurre, y es probable que no pase nada.

Opinión | 05 de abril de 2013
Cordelia Colby

 Declarará el 27 con cara de carnero degollado bajo el lema paternal "la justicia es igual para todos", como quien no quiere la cosa pero metida hasta el cuello en Noos. El Rey, hinchado como un globo aerostático que ha perdido su norte, se mantiene en pie con la muleta, y su santa esposa calla como una muerta que para eso la educaron.

La casa ha desmentido una supuesta visita de Corinna el pasado fin de semana y entre tanto desgobierno yo no sé cómo no se les cae la cara de vergüenza. Algo tienen que hacer. Sus comunicados me encantan porque no dicen nada pero se acatan al pie de la letra, son palabras reales sobre lo irreal, como que no les queda otra que decirnos algo, y con un par de frases cortas de lo más determinante parece que han hablado, pero sin pronunciarse.

Ahora resulta que la cáustica Letizia es un ejemplo a seguir, mire usted. Quién nos iba a decir que la divorciada nieta del taxista que posó en tetas en su momento saldría tan bien parada desde aquel "déjame terminar". Los ojos están puestos en ella, vírgen y mártir, esposa, madre y princesa cuya hija mayor aprende chino mandarín. Y a mí qué. Algo tienen que hacer, repito, tras tanto desastre. Caza mal avenida, el perdón popular, una amante alemana mantenida, una hija divorciada del crápula de Marichalar, y la otra pobre en manos de la justicia. Qué horror. Qué verguenza, colega. Una casa real pringada hasta las cejas y un país que naufraga cuando no bebe los vientos de sus víctimas que se suicidan tras perder el techo, el trabajo y la comida. Con Corina que se aten todos los machos, porque esta mujer no ha terminado.


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