-¿Pero estás segura de lo que dices?
-Completamente. Es que no es un placer, ha sido orgasmo. Eres literatura. Sabes escribir como pocos. Dominas el lenguaje, los tiempos, tienes la historia perfecta, la manejas a tu antojo, creas ansiedad, sorpresa? hasta asustas. Ahora dime ¿qué hacemos?
-Si pudieras ayudarme?
-Por supuesto. Te pondré delante de todo aquel que debes conocer. Te presentaré en el lugar justo. Te ahorraré años de búsqueda y espera. Te daré lo poco que tengo y tanto cuesta adquirir. Pero para entrar realmente en este mundo, debes estar preparado.
-Eso me han dicho, es que
-Serás despedazado. Envidiado, traicionado, hasta puede que plagiado. Protege ahora mismo esa obra en la propiedad intelectual. Te pondrán a parir los mismos que un día te llenarán de halagos. Sigue escribiendo. Tú no hagas caso a nadie. Tienes talento del grande, lo tuyo es arte mayor.
Publicó el primer libro. Tal y como sospechaba, fue un éxito brutal. Le pedí que jamás me nombrara. Jamás. Me pidió que no revelara su verdadero nombre. Jamás.
Y ambos lo cumplimos.