Semana santa

No es tan lejano aquel tiempo en que se ayunaba emulando -sin saberlo- a un ramadán amateur y de andar por casa. Verduras y pescado, rezos cada X horas, rosario y demás versos, creaban un ambiente lúgubre, siniestro donde los haya (y vaya si los hubo) cuando en todas partes se hacía el silencio, la iglesia cubría sus estatuas con grandes telas moradas, los grupos teatrales representaban una lugareña Pasión y el cristo-actor del año era quien más ligaba por lo menos hasta la semana santa siguiente.

Opinión | 19 de abril de 2011
Consuelo G. del Cid Guerra

Las mujeres lucían mantilla y peineta. A mí me tocó el velo negro, además de otras muchas cosas. Así, nosotras todas, vestidas de sufragistas con ínfulas seculares, desfilamos por las diversas procesiones (que no por la diversidad) con un rosario en la mano, algunos de nuestras madres y otras amortizando el de la primera comunión, que acostumbraba a ser de nácar, plata o coral.

Creo haber repetido tantas veces aquello de "ruega por nosotros", que incluso llegué a confundirlo con los buenos días. Las respuestas al rezo, breves y monocordes, no tienen mucho que envidiar al célebre hare-hare de los krisna, sin ir más lejos. Y por la cercanía que inevitable.Mente todavía existe hacia ese espectáculo circense, hoy he decidido presentarle mis respetos.

La visión de un cristo en la cruz es absolutamente macabra. Esa imagen del hombre semidesnudo, clavado de pies y manos, chorreando sangre, con su corona de espinas--- un horror. Si para celebrarlo -y nunca mejor dicho- nos comemos la supuesta carne y bebemos su sangre, ya la cosa empieza a ser preocupante. Escenificar, además, la supuesta pasión, con latigazos, insultos, crucifixión y torturas varias, año tras año, sin que nadie se cuestione la indiscutible diferencia entre creencia y querencia, pues más de lo mismo. Pero sarna con gusto no pica. Por lo menos, hace ya mucho que las televisiones dejaron de imponer aquel luto oficial de la semanita en cuestión. Puedes incluso bailar e ir al cine, echar un casquete y fumarte el porrillo. Nadie te dentendrá y ya no es tiempo de condenas, más que nada porque la iglesia no puede ejercer sobre ti poder alguno. Por lo que a mí respecta, creo que deberían tapar un poco a su cristo, no sé, un sudario blanco, algo más o menos adecuado para la ocasión, para darle otra imagen más cercana y una muerte digna, ya que permanecerá en las estampitas por los siglos de los siglos.

Representar una tortura debería ser ilegal. Suponiendo que se trate de un personaje de ficción, el comportamiento humano es deleznable, y en ningún modo se acerca a lo divino con semejante facha. La historia sagrada deja mucho que desear, y el espectáculo que desprende, más de lo mismo. Pero no pasa nada, puesto que los creyentes pasan de comer pescado y berzas a brindar con vino dulce su sábado de gloria, para engullir la mona de pascua como corresponde. Todo junto. Sangre, muerte, chocolate, alcohol, lágrimas y fiesta. Feliz semana. Santa, quiero decir.


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