El fiscal Carballo se ha pasado la mañana leyendo directivas, informes y comunicaciones de lo más normal y viendo en ellas intencionalidades marcianas.
Trapero ha tenido que estar corrigiéndolo constantemente.
Y no solo eso. El fiscal ha presentado como pruebas traducciones erróneas de correos electrónicos del Major Trapero. Malas traducciones, además, que resulta difícil aceptar que sean producto de solamente un error de interpretación y más parecen reflejar una mala intención expresa en distorsionar la intención y el contenido de los mensajes. Ha sucedido con expresiones que pueden traducirse de varias formas y han sido traducidas de la más culpabilizadora cuando la traducción correcta hubiera sido otra interpretación, como traducir “ja tenim pistes” (ya tenemos pistas) como “JA. Tenemos pistas” (risotada).
No es que espere uno de fiscalía la imparcialidad que sí es deseable en los jueces, pero tampoco se puede aceptar que haga trampas para ganar un juicio que puede desembocar en penas de años de prisión para inocentes.