Mal empieza fiscalÃa en el juicio a Trapero rechazando rebajar la acusación de rebelión a sedición.
A pesar de que en el judici del procés el Tribunal Supremo no condenó a nadie por rebelión, ahora fiscalía pretende encarcelar al Major Josep Lluís Trapero 11 años por ese delito.
Para ello, a lo largo de la mañana y durante el transcurso del interrogatorio a Josep Lluís Trapero al respecto de la actuación de los Mossos d’Esquadra y que se ha alargado hasta pasadas las dos del mediodía, fiscalía ha arrojado afirmaciones que el acusado ha tenido que corregir por inciertas, entre ellas muchas comunicaciones, vínculos de amistad e incluso declaraciones del propio Trapero.
También se ha intentado reprochar que no hubiera una actuación más dura contra los manifestantes el día 20 de septiembre de 2017 frente a la Conselleria d’Economía de Via Laietana. Frente a ello el Major Trapero ha respondido que no se daban las circunstancias necesarias para emplear la fuerza cuando el diálogo y la negociación iban a dar mejores resultados. Parece que para fiscalía, la rebelión consista en no cargar contra ciudadanos que ejercen su derecho a manifestación.
Del mismo modo que sucedió durante el Judici del Procés, se ha intentado poner en tela de juicio el operativo de los Mossos en lo referente a las medidas de seguridad desplegadas, en especial las relacionadas con el pasillo que se tuvo que habilitar para facilitar la entrada y salida de los funcionarios al edificio de Economía y Hacienda.
En todo momento se ha intentado establecer relaciones que rozaban los kafkiano, como cuando se ha intentado relacionar una llamada entre Sánchez y Trapero intuyendo que el primero le dijo al segundo cómo actuar. Trapero ha sido tajante en su respuesta. No solo niega injerencias por parte de Sánchez en el operativo sino que afirma que le respondió que “tú a mi no me vas a decir como debo hacer un dispositivo” para, seguidamente, colgar el teléfono. Ha especificado incluso que esa fue una comunicación tensa.
Lo cierto es que la actuación de fiscalía denota una clara propensión a la parcialidad, puesto que el mayor grueso del interrogatorio va dirigido a plantear las razones por las que no se tomaron medidas que, a su parecer, deberían haberse tomado, pero no en poner sobre la mesa el incumplimiento de las órdenes judiciales, que no puede, porque todas fueron obedecidas. Una acusación por rebelión, con todo esto, preasume una intencionalidad por parte de Trapero para de alguna forma promover los actos de los movimientos independentistas. Ello se deba probablemente a que en su día dieron por sentado que el acusado era independentista; pero es que no lo es. Sin embargo, una vez iniciado el proceso, parece que a la justicia española le cuesta más que nada admitir sus errores y emplea estrategias basadas en la huída hacia adelante.